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El paraíso de las ostras

Imagen de portada: terraza en el puerto de Piraillan. Autor: F. Rodríguez

Cuenca de Arcachon. Fuente: cotebordeaux.com

Acabo de pasar unas semanas en Francia y vuelvo con dos entradas para el blog. La primera de ellas tiene como protagonistas a las ostras.

Hace tiempo escribí sobre las ostras verdes de Marennes-Oléron y hoy viajaremos a una región vecina en la costa atlántica pero más al sur: la cuenca de Arcachón.

Comer ostras crudas es algo que me supera. Pero si eres amante de esos extraños moluscos Arcachón te parecerá el paraíso. Parque natural marino desde 2014 y uno de los espacios más visitados de Francia.

Sobran los motivos...

Sus paisajes, playas, senderos y pueblitos ostrícolas con cabañas de madera. Estas se usaban tradicionalmente para trabajar con las ostras, pero algunas se han reconvertido a restaurantes con terraza al borde del mar…

En el cine podéis disfrutar de Arcachón en «Les petits mouchoirs» (Pequeñas mentiras sin importancia, de Guillaume Canet), la película más vista en Francia en 2010 y todo un homenaje a la región, declaración de amor, etc.

En este vídeo se repasan 10 lugares para no perderse y después de verlo me apuesto a que lo vais a marcar como destino de vacaciones.

En la entrada de la laguna de Arcachón se encuentra la gran duna de Pilat: una fantasía con 100 m de altura y medio km de largo. Lo de duna se queda corto para esta colina entre dos mares: uno azul que baña la playa de su cara oeste y otro verde de pinos marítimos que frenan su empuje hacia el interior (el Parque Natural de las Landas de Gascuña).

Plantados en su mayoría a partir del s.XIX, la intención era justo la de evitar que la duna arrasara tierra adentro tras su formación al colapsar un banco de arena a finales del s.XVIII. ¡Cómo debía ser el banco!

Pero volvamos al mar. El ritmo de las mareas y la escasa profundidad de la laguna macromareal de Arcachón provocan que en marée basse queden expuestos 2/3 de su superficie. Las ostras autóctonas se explotaban ya desde la antigüedad. Pero no fue hasta los s.XVII-XVIII cuando su captura se convirtió en una actividad rentable con gran demanda. Por aquel entonces las poblaciones eran nativas: ostra plana, europea (Ostrea edulis).

A finales del s.XIX la sobreexplotación había diezmado el recurso. Pero quiso la casualidad que en 1868 un barco procedente de Lisboa (Le Morlaisien) cargado de ostra portuguesa (Crassostrea angulata), tirase su carga durante una tormenta…y las supervivientes se adaptaron y se incorporaron al negocio. Décadas después, una enfermedad fatal que impedía cerrar sus valvas a la ostra europea le asestó la puntilla en 1920.

En la segunda mitad del s.XX otras epizootias, como las ocasionadas por parásitos (Marteilia y Bonamia), arrasaron con las pocas europeas que quedaban y con el principal recurso: las productivas ostras portuguesas.

Evolución histórica de la producción de ostras y las epizootias en Francia. Fuente: ostrea.org

Los ostreicultores se vieron obligados a dirigir sus esfuerzos hacia la ostra japonesa o del Pacífico (Crassostrea gigas). Y así hasta el día de hoy.

La última crisis (1976-81) se debió al TBT empleado en pinturas anti-fouling de embarcaciones, que producía malformaciones afectando a la captación y crecimiento de las ostras.

En 1982 se prohibió su empleo y fin del problema.

El monopolio de la reproducción en Europa lo tiene Francia y en concreto dos regiones: Marennes-Oléron y Arcachón.

La combinación de agua salada con aportes de agua dulce menores en el interior -y una zona amplia protegida- hacen de Arcachón una región idónea para su cultivo y reproducción.

Para el crecimiento de las ostras la posición de los parques de cultivo es importante ya que determinan la cantidad de plancton y el periodo de inmersión durante el cual pueden alimentarse. Aunque hoy en día también se cultivan ostras en aguas profundas.

En total la cuenca de Arcachón produce unas 35.000 toneladas de ostras al año. Incluidas las ostras triploides desarrolladas en la región por IFREMER a finales de los 90′ y que al ser estériles crecen más rápido y no desarrollan sus gónadas (a diferencia de las ostras diploides que en verano son «laiteuses» por dicho motivo).

Ya llegamos a las microalgas, pero antes os cuento que…

A finales del s.XIX se produjo una revolución al conseguir captar las semillas de ostra usando tejas encaladas con arena, para así desprenderlas sin dañar a los juveniles. Hoy en día se prefieren captadores de plástico, más ligeros y prácticos (aunque menos eficaces que las tejas).

A partir del 8º mes de vida, las ostras se colocan sobreelevadas en sacos planos metálicos en hileras en la zona intermareal. En total se emplean tres años de cuidados contínuos -volteando y sacudiendo los sacos para limpiarlos y que no se adhieran las ostras- hasta que alcanzan un tamaño adecuado para su venta y consumo (¡y cuidado que no te las robe ningún «listo» con nocturnidad y alevosía!). Todo esto nos lo contaron en la Maison de l´huître, en Gujan-Mestras.

Y ahora sí ¿de qué se alimentan las ostras? pues básicamente de fitoplancton.

En Arcachón las microalgas suelen proliferar a comienzos de año, ya desde febrero. En esta época dominan diatomeas de gran tamaño y formadoras de colonias (Lauderia, Thalassiosira, Chaetoceros, Skeletonema y Asterionellopsis glacialis). Los inóculos proceden del Golfo de Vizcaya y una vez en la cuenca de Arcachon encuentran condiciones adecuadas para su desarrollo.

Asterionellopsis glacialis. Autor: Karl Bruun. Fuente: Algaebase.

Para proliferar necesitan condiciones anticiclónicas que aumentan la luz disponible para la fotosíntesis en una columna de agua somera (profundidad media de 3,5 m.), mezclada por la energía de las mareas, rica en nutrientes y con pocos depredadores.

El periodo de primavera se prolonga hasta abril y es el más productivo del año, sobre todo en el interior de la laguna.

En verano disminuye la abundancia de diatomeas, aunque siguen dominando el microfitoplancton (>20 µm) y crece la proporción de grupos de menor tamaño, pico- y nanoplancton (2-20 µm) este último esencial para la supervivencia de las larvas de ostras.

La productividad anual de la cuenca de Arcachón no es muy alta. Con un promedio de 103 g C m-2 año-1 se considera mesotrófica, muy lejos de valores en zonas de afloramiento como la Ría de Vigo (560 g C m-2 año-1 según Cermeño y col. 2006).

Los dinoflagelados suelen representar una pequeña parte del fitoplancton en Arcachón. Aunque no por ello se libra la laguna de la presencia de biotoxinas marinas.

En 2005 se produjo el primer cierre por biotoxinas en la cuenca de Arcachón. En concreto se debió a positivos en bioensayos de ratón para toxinas lipofílicas asociadas con la presencia de Dinophysis.

Sin embargo, hacia el final de aquel episodio se detectó una toxicidad «atípica» que no pudo relacionarse con ninguna de las toxinas identificadas habitualmente. En aquellas muestras también se detectaron espirólidos (asociados con Alexandrium ostenfeldii) en ostras y mejillones por 1ª vez en Francia. Los cierres en las explotaciones de marisco se prolongaron durante 10 semanas.

Autor: F. Rodríguez

Los episodios de toxicidad «atípica», detectados también en años posteriores, se han relacionado con pinnatoxinas (asociadas con el dinoflagelado Vulcanodinium rugosum) en zonas de producción en Nueva Zelanda, Australia y el Mediterráneo francés. Pero hasta donde yo sé no se conoce todavía el origen de dicha toxicidad en Arcachón.

Y con esto termino. Aquí les dejo la carta de precios en una terraza del puerto de Gujan-Mestras ¡por si tienen curiosidad y se animan a probarlas!

Referencias:

  • Amzil Z. y col. Report on the first detection of pectenotoxin-2, spirolide-a and their derivatives in French shellfish. Mar. Drugs 23;5(4):168-79 (2007).
  • Cermeño P. y col. Phytoplankton size structure and primary production in a highly dynamic coastal ecosystem (Ría de Vigo, NW-Spain): Seasonal and short-time scale variability. Est. Coast Shelf Sci. 67:251-266 (2006).
  • Glé C. y col. Typology of environmental conditions at the onset of winter phytoplankton blooms in a shallow macrotidal coastal ecosystem, Arcachon bay (France). J. Plankton Res. 29 (11) 999-1014 (2007).
  • Glé C. y col. Variability of nutrients and phytoplankton primary production in a shallow macrotidal coastal ecosystem (Arcachon Bay, France). Est. Coast Shelf Sci. 76:642-656 (2008).
  • Hess P. Pinnatoxin G is responsible for atypical toxicity in mussels (Mytilus galloprovincialis) and clams (Venerupis decussata) from Ingril, a French Mediterranean lagoon. Toxicon 1;75:16-26 (2013).
  • Maurer D. y col. Etude des relations entre le phytoplancton et les phénomènes de toxicité d’origine inconnue dans le Bassin d’Arcachon. IFREMER, RST/LER/AR/10.004. 101 pp. (2010).
  • Rossignoli-Escudeiro A. CRECIMIENTO Y REPRODUCCIÓN DE LA OSTRA RIZADA, Crassostrea gigas (Thunberg, 1793), CULTIVADA EN INTERMAREAL Y EN BATEA EN GALICIA (NW ESPAÑA). 91 pp. (2006).
  • Rhodes LL. y col. Dinoflagellate Vulcanodinium rugosum identified as the causative organism of pinnatoxins in Australia, New Zealand and Japan. Phycologia 50(6):624-628 (2011).
  • Fuentes web: https://www.belambra.fr/les-echappees/la-culture-des-huitres-dans-le-bassin-d-arcachon-0130/ ; https://huitres-arcachon-capferret.fr/une-histoire-une-origine/ ; https://www.parc-marin-bassin-arcachon.fr/editorial/accompagner-lostreiculture ; https://www.ostrea.org/les-epizooties-historiques-de-lhuitre-en-france/

El extraño caso del Profesor Carazzi

Las ostras verdes francesas son las más famosas, pero no las únicas: también existen en Canadá, EEUU, Dinamarca, Australia, etc. Normal, porque la diatomea culpable de su color (Haslea ostrearia) se ha encontrado en muchos sitios, aunque es probable que sean varias especies. De hecho, en 2012 se descubrió la segunda diatomea azul, Haslea karadagensis, en el mar Negro (Gastineau y col 2012).
Esta especie tiene un pigmento diferente a la marenina que tiñe a las ostras de color gris-azulado.

La reserva natural de Karadag (Crimea) donde se aisló
la diatomea Haslea karadagensis (Gastineau y col. 2012).
Fuente: discover Ukraine

…Y ya sabemos de la existencia de 2 especies más de diatomeas azules: Haslea provincialis y H. silbo. La primera se encontró en el Mediterráneo francés, pero ¿y la otra? ¿adivinan su origen?

Haslea silbo sp. inedit, 
(aún no está publicada)
Fuente: Gastineau (2011).

Pues sí, la isla canaria de La Gomera. La nombraron H. silbo por el silbo gomero, un lenguaje silbado creado por los aborígenes de la isla y usado por los pastores para comunicarse entre los barrancos.
¿Será que silbaron de emoción al descubrir la diatomea…?
El pigmento azul en las células de Haslea silbo es muy parecido a la marenina, pero tiene propiedades distintas en forma extracelular.

Nadie duda hoy de la relación entre ostras verdes y diatomeas azules pero a finales del s.XIX el zoólogo italiano Davide Carazzi lanzó una hipótesis alternativa y mantuvo una estéril disputa que llegó a lo personal con el ficólogo francés Camille Sauvageau.

Carazzi era «de naturaleza difícil, combativo y demasiado impaciente para ser capaz de defender con eficacia e implementar activamente sus ideas».  Así lo describen en el «Dizionario Bibliografico degli Italiani», aunque también dicen de él que su rechazo a la histología clásica provocó ideas innovadoras en varios laboratorios.

D. Carazzi fue profesor de la Universidad de Padua entre 1907-1918.
Fuente: http://emac2013.geoscienze.unipd.it/

Lo cierto es que Carazzi se enfrentó a los autores que demostraban que el color de las ostras se debía a la marenina de Navicula (=Haslea ostrearia). Para él se trataba de un fenómeno químico ligado al tipo de suelo.

Y lo justificó basándose en dos observaciones, la de un químico (Ad. Chatin) que no había examinado las ostras hasta los 80 años, y la de un naturalista que sobre 1870 lanzó esa misma suposición. Ninguno de ellos había visto diatomeas azules y Carazzi trabajó con ostras francesas pero no intentó cultivarlas con Haslea ostrearia.

En 1895 un perplejo E.R. Lankester (el que nombró «marenina» al pigmento de H. ostrearia), escribió en Nature a propósito de Carazzi: «Esperamos que exhiba en detalle cuáles son los errores de mis publicaciones sobre las ostras verdes de Marennes». Y en «Oysters and disease», publicado en 1898, tiran la toalla con Carazzi: «dado que Carazzi contradice prácticamente todo lo demostrado por otros autores sobre morfología y fisiología en ostras […] es difícil tomarle en serio y encontrar paciencia para entrar al detalle de todas sus afirmaciones.»

Camille Sauvageau
Fuente: culturagalega.org

La cosa quedó ahí hasta que una década después Camille Sauvageau revisó el asunto…y descubrió a Carazzi (Inciso: Sauvageau fue un reconocido botánico y ficólogo francés. Estudió la distribución y especies de algas en Galicia y el norte de la península ibérica a fines del s.XIX cuando apenas existían trabajos sobre ellas).
De Carazzi le indignó su falta de rigor pero sobre todo sus juicios sobre la honradez de investigadores franceses que conocía muy bien: «¿no se habrá inventado el Sr. Puységur la historieta de la Navicula para despistar a quien pretenda competir con la industria de las orillas del Seudre?».

Así que Sauvageau se atusó los bigotes, cargó el tintero y publicó en 1907 una memoria de 128 páginas sobre las ostras verdes. En aquel trabajo dejó recaditos como: «Carazzi muestra una falta de conocimientos generales…si Carazzi hubiera estudiado este asunto antes de tratarlo…las afirmaciones erróneas e insinuaciones malintencionadas de Carazzi…».
Él mismo confesó que guardó sus maneras y lenguaje habituales en el cajón…

 Enseguida le llegó una carta de Carazzi pidiéndole un ejemplar y asegurándole que si demostraba sus errores lo reconocería públicamente. En su lugar, Sauvageau recibió meses después un escrito de Carazzi titulado «Un caballero botánico (C. Sauvageau)». En él le reprochaba no haberle enviado su memoria («Todo apunta a que el honorable caballero se dijo: ése Carazzi ya debe estar muerto y enterrado […] así que le puedo insultar sin problemas»).
También de apropiarse del trabajo de otros para redactar tantas páginas, así como duras alusiones personales de Sauvageau, perlas como: «peca a la vez de de presunción e ignorancia…reemplaza la crítica por la difamación…cree que el verdeo de las ostras es una propiedad exclusiva del barrio de Marennes».

Tras el primer asalto Sauvageau saltó al «ring» otra vez en 1908 con «El profesor Davide Carazzi de la Universidad de Padua, las ostras de Marennes y la diatomea azul». El trabajo es divertido por el cabreo y humor ácido con que desmonta las explicaciones de Carazzi. Desbordado, se inventa el adjetivo «carazziano» para resumir la situación y termina con esta frase: «el Sr. D. Carazzi, profesor de zoología y anatomía comparada en la Universidad de Padua maneja la mentira y las calumnias con la misma soltura en 1908 que en 1896, y para que nadie lo ignore lanzo una tirada de 2000 ejemplares de este trabajo».

Fuente: All posters

Carazzi era zoólogo y las diatomeas no eran su fuerte. Aún así fue de Don Quijote y en vez de comprobar si los gigantes eran molinos no dudó en estamparse contra ellos.

Aún más: desconfiaba abiertamente del trabajo de sus colegas y no le convenció un experimento de Sauvageau en el que las ostras se volvían verdes tras cultivarlas 27 horas con Haslea ostrearia. El francés se limitó a repetir experiencias anteriores, pero Carazzi no quiso darle una oportunidad ni a las diatomeas ni a los autores que disentían de sus ideas, que eran esencialmente todos los demás…!!

Incluso el veterano químico de 80 años se pasó al lado oscuro cuando Bornet (maestro de Sauvageau) le invitó a comprobar el efecto de las diatomeas azules en los parques de ostras de La Tremblade. Seguro que Sauvageau no invitó a Carazzi…No terminó aquí la cosa: Carazzi respondió en 1909 con un trabajo titulado «Il caso Sauvageau» en el que debió llamar de todo menos guapo a su colega francés. No pude resistirme y encargué un ejemplar en Amazon a la librería Piani (Bologna), pero lleva un mes en el «limbo«. Cuando lo consiga prometo completar esta entrada con unas líneas sobre él !!


Adenda: casi un mes después de escribir esta entrada llegó por fin «Il caso Sauvageau» a mi buzón. Se trata de una réplica en italiano en la que Carazzi vuelve a incluir su artículo «Un caballero botánico» para aquellos universitarios italianos que no hubieran conocido la polémica desde el principio. La réplica de Sauvageau, tenía 2000 copias por tan sólo 200 del de Carazzi. Él mismo comenta «No escondo que el resultado más cierto de esta polémica, no iniciada por mí y que no tiene nada de científico, será el de divertir al público a nuestras espaldas, cada vez que el lector reconozca cómo nos hemos tirado de los pelos». Por último Carazzi declara que, en lo que a él respecta, la polémica está cerrada…y luego se defiende de varias alusiones de Sauvageau, a quien acusa de «odiosa diffamazione».

La verdad, ambos perdieron totalmente las maneras, aparte de que las razones científicas estaban del lado de Sauvageau. Y estoy de acuerdo con Carazzi en que ambos protagonizaron una divertida discusión. Me quedo con una frase de cada uno. Sauvageau dixit: «En todos los países hay incapaces, Francia perdió a Bouchon-Brandély pero en Italia continúa Davide Carazzi». Y Carazzi escribió:«Sería bueno prevenirle, en el caso de que quisiera publicar en Italia esas expresiones corteses y científicas, de que en dicho país el código penal condena las difamaciones con varios meses de cárcel y una fuerte multa».


Referencias:

-Carazzi D. Il caso Sauvageau. Padova, 24 pp. (1909).
-Gastineau R. y col. Haslea karadagensis (Bacillariophyta): a second blue diatom, recorded from the Black Sea and producing a novel blue pigment. Eur. J. Phycol. 47:469-474 (2012).
-Gastineau R. y col. Haslea ostrearia-like diatoms: biodiversity out of the blue. Ad. Bot. Res. 71:441-446 (2014).
-Herdman WA, Boyce R. Oysters and disease, 61 pp. (1898).
-Lankester ER. Green oysters. Nature 52:28-29 (1895).
-L’enciclopedia italiana (Treccani.it)

Lo verde empieza en los Pirineos

Esta es a rúa das ostras, uno de los símbolos de Vigo. En ella desde hace un siglo se ofrecen ostras frescas en los puestos de las ostreiras. Es una actividad enfocada al turismo y en el puesto de piedra de «La Marina» (el restaurante de la derecha) me comentaron que los italianos son quienes más las aprecian.

Pregunté al ostreiro por la ración mínima,
que era de 6. Pensaba en probar alguna a cambio de hacer fotos del puesto, pero tuve suerte y me invitó a usar la cámara sin pasar por el trago !!
En ese momento empezaba a abrir una caja para preparar un plato de 12 que todo hay que decir:
cheiraba muy bien…un agradable olor a mar.
La ostra que presentaban en «La Marina» es la ostra plana europea (Ostrea edulis).
Se trata de la especie autóctona en Galicia, más apreciada que la ostra japonesa (Crassostrea gigas). Proceden de acuicultura y en concreto éstas eran de Cambados (ría de Arousa). Las ostras se importan y engordan en jaulas y cuerdas en bateas (rías de Vigo y Arousa) o en cultivos intermareales (Ribadeo).
En Galicia ya no existen
casi poblaciones naturales.
La explotación incontrolada y los parásitos como Marteilia Bonamia redujeron la ostra plana a su mínima expresión. Los intentos de repoblar con Ostrea edulis francesa fueron desastrosos. Así que para mantener la industria de la ostricultura se permitió el cultivo experimental de ostra japonesa en 1991, más resistente a las enfermedades y de mayor crecimiento.
Estas propiedades hacen que la ostra japonesa cope el mercado mundial (más del 90% de la producción). En Francia, donde existe gran tradición y una industria ostrícola muy importante, también tuvieron lo suyo.
En la bahía de Arcachon se iniciaron los cultivos a gran escala de ostra plana a mediados del s.XIX.

Vista exterior de la bahía de Arcachon. Fuente: http://www.agence-nautique.com

Sucesivas plagas arrasaron en Francia las poblaciones primero de O. edulis y luego de Crassostrea angulata (ostra portuguesa). Pero en los años 70′ se introdujo con éxito el cultivo de la ostra japonesa.

Una ostra «Fine de claire Verte».
Las ostras verdes se mantienen un mínimo
de 28 días en las lagunas.
Fuente: AnnikaPanika

En la región de Marennes-Oléron se cultivan ostras en condiciones muy especiales para que adquieran este color verde !! Famosas desde hace siglos, las ostras verdes de esta región ya se las ponían en la mesa a Luis XIV.

Fuente: AnnikaPanika

Las ostras de Marennes-Oléron tienen denominación de origen. Cuando las semillas alcanzan 3-4 milímetros se engordan durante 2 años en mar abierto en sacos y soportes metálicos como los de la imagen. Luego se llevan para su affinage (afinado) a unas antiguas salinas (claires) que hoy ocupan más de 3.000 hectáreas entre el río Seudre y la isla de Oléron. Pero más valen imágenes para describirlo y en este enlace pueden ver el aspecto de la región y las fases del cultivo de ostras de Marennes-Oléron.

Y ahora llegamos al asunto que nos incumbe en este blog ¿por qué son verdes?
Gracias a la diatomea Haslea ostrearia, que crece en las lagunas y fabrica un pigmento azul, marenina, soluble en agua y bautizado así precisamente por la región de Marennes. Las ostras son filtradoras y absorben la marenina de Haslea tanto del plancton como disuelta en el agua, acumulándola en branquias y palpos labiales. Las ostras no son azules porque en medio alcalino la marenina se vuelve verde…!!

Haslea ostrearia.
Fuente: Universidad de Marburg (Alemania).

Las proliferaciones de Haslea en las lagunas son impredecibles, así que las ostras verdes son muy apreciadas y alcanzan un precio hasta 20% superior a sus congéneres «paliduchas».

Haslea acumula marenina en los extremos de la célula. Su naturaleza no se conoce con exactitud: se llegó a pensar en un derivado de la clorofila pero Pouvreau y col. (2006) demostraron que podría tratarse de un compuesto polifenólico.

Tampoco se conoce la función de la marenina, pero se han descubierto efectos alelopáticos, fotoprotectores y antioxidantes, además de antivirales y bactericidas, que serían beneficiosos tanto para las diatomeas (eliminando competidores del fitoplancton), como para la salud de las ostras.
Sobre si tienen un sabor especial no parece demostrado y debe provocar discusiones animadas !!

Y precisamente una discusión tremenda (lo de de Buen y Sobrino son flechas de amor a su lado), tuvo lugar por culpa de las ostras verdes a comienzos del s.XX entre Camille Sauvageau (el de la Colpomenia peregrina) y el italiano Davide Carazzi.

Benjamin Gaillon.
Fuente: Wikipedia

Benjamin Gaillon administrador de aduanas y botánico amateur descubrió en 1820, con un microscopio rudimentario, que las ostras eran verdes gracias a unos seres microscópicos que llamó Vibrio ostrearia.

Sin embargo, en 1908 Sauvageau dice (trad. del original): «El encuentro fortuito de la diatomea azul en el Mediterráneo llevó a que me documentara sobre el verdeo de las ostras que yo creía conocido a grandes rasgos. Sin embargo, descubrí que la cuestión se había enredado de forma desmedida y que un autor italiano»[…]»afirmaba cosas inexactas sobre la causa del verdeo»[…]»y buscaba a través de insinuaciones malintencionadas desacreditar los experimentos realizados en Francia»[…]»esta clase de alegaciones merecían una rectificación»[…]»gracias a la gran cantidad de documentación disponible pude escribir 128 páginas»[…]»hice llegar este trabajo a la mayor parte de mis colegas habituales por vía de correo internacional»[…]»pensé en enviar un ejemplar a D. Carazzi pero desconocía su dirección»[…]»aunque no dudaba de que algún compatriota suyo informaría a D. Carazzi.»

Sauvageau se refería a la réplica publicada por Carazzi en Nature (1895) con el título «Green oysters«, a un artículo del biólogo inglés E.R. Lankester. Su lectura le cabreó «à plaisir» y para que no quedaran dudas de a quien dirigía su trabajo de 1908 lo tituló así: «El profesor Carazzi de la Universidad de Padua (Italia), las ostras de Marennes y la diatomea azul». Nunca he leído nada parecido y les resumiré esta discusión en la próxima entrada !!


Referencias:

-Gastineau R. Biodiversité, reproduction et phylogénie des diatomées bleues du genre Haslea et valorisation de leurs pigments de type marennine. Tesis doctoral, 328 pp. (2012).
-Icaro A. Cultivo, biología reproductiva y bioquímica de la ostra japonesa (Crassostrea gigas) en la ría de Arousa. 239 pp. (2013).
-Pouvreau J-B y col. Preliminary characterisation of the blue-green pigment “marennine” from the marine tychopelagic diatom Haslea ostrearia (Gaillon/Bory) Simonsen. J. Appl. Phycol.18:757–767 (2006).
-Sauvageau C. Le professeur Carazzi, les huîtres de Marennes et la diatomée bleue. Bordeaux, 23 pp. (1908).
Ciencia Marina y otros asuntos: «Historias de ostras», por Antonio Figueras.