El rey del desierto…
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Dos galaxias alineadas, descubiertas por el telescopio Hubble en 2006 cuando estudiaba otra galaxia más cercana. Disponible en http://www.nasa.gov/home/ |
Igual que los nuevos telescopios permiten llegar a galaxias y planetas más lejanos, en el océano los avances tecnológicos también nos revelan nuevas formas de vida. Hoy hablaremos de un alga descubierta en 1988, la especie más pequeña y abundante en el mar…con todos ustedes la cianobacteria Prochlorococcus marinus.
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Células tipo II (Prochlorococcus) Imagen en Johnson & Sieburth (1979). |
Era tan enana que se confundía con las bacterias, aunque ya teníamos alguna pista sobre ella. Como su imagen de 1979 por microscopía electrónica. En ella se veía un alga completamente distinta a las cianobacterias típicas (del género Synechococcus). No se sabía qué diantre de «bicho» era, y sus descubridores las llamaron «células tipo II».
Poco después, a comienzos de los 80′, en el océano Atlántico subtropical, se detectó una señal desconocida estudiando pigmentos fotosintéticos. Era una nueva forma de clorofila que absorbía la luz de modo diferente a la clorofila a (la más abundante y universal en vegetales).
No lo podían saber tampoco, pero esa clorofila procedía de las mismas células.
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Prochlorococcus (MIT9215). Imagen disponible en http://proportal.mit.edu/ («Prochlorococcus portal», del laboratorio de Sallie W. Chisholm) |
Y todas las piezas del puzzle encajaron gracias a la citometría de flujo, una técnica «importada» de la medicina, que permite contar células individuales, estudiar su tamaño y tipo de fluorescencia.
La citometría detectó una señal intensa que provenía de células diminutas, con una fluorescencia roja muy débil. Y había muchísimas, cientos de miles por mililitro…
La importancia del descubrimiento mereció su publicación en la revista Nature. Luego, en 1992, se publicó la descripción «formal» de la nueva especie, Prochlorococcus marinus, por fin cultivada en el laboratorio (Chisholm y col.).
Antes de Prochlorococcus se pensaba que las zonas lejanas de los océanos, pobres en nutrientes, eran auténticos «desiertos biológicos». Con él aprendimos que en el desierto también había vida, simplemente nos faltaban los medios para verla.
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Prochlorococcus marinus. Imagen disponible también en el website «Prochlorococcus portal». |
El «reino» de Prochlorococcus se extiende entre 40ºN y 40ºS, desde la superficie hasta el límite de la luz, a 200 metros de profundidad.
El éxito de Prochlorococcus es su diversidad fisiológica, que se conoce como «tipos ecológicos» ó ecotipos. Para entendernos mejor, igual que hay plantas de exterior e interior según su tolerancia a la luz…pues lo mismo pasa con Prochlorococcus. Los ecotipos de luz alta se reparten en superficie y los de luz baja dominan en aguas más profundas…y gracias a sus clorofilas modificadas están mejor adaptados para absorber la débil luz en el fondo del mar.
Y de acuerdo con su tamaño, su información genética también está reducida al mínimo!!! por poner un ejemplo, el genoma humano es unas 2.000 veces mayor que el de Prochlorococcus.
En la última década, se ha observado un leve aumento de las zonas pobres en nutrientes en los giros oceánicos, algo así como el avance de los desiertos sobre la tierra….
Si se confirma esta tendencia asociada con el cambio climático, el «rey» Prochlorococcus podría extender aún más sus dominios en el futuro…
Referencias:
-Chisholm SW, Frankel SL, Goericke R, Olson RJ, Palenik B, Waterbury JB, West-Johnsrud L & Zettler ER. Prochlorococcus marinus nov. gen. nov. sp.: an oxyphototrophic marine prokaryote containing divinyl chlorophyll a and b. Archives of Microbiology. 157: 297–300 (1992).
-Gieskes, W. W. C., and G. W. Kraay. Unknown chlorophyll a derivatives in the North Sea and the tropical Atlantic Ocean revealed by HPLC analysis. Limnol. Oceanogr. 757–766 (1983).
-Johnson PW, Sieburth JM. Chroococcoid cyanobacteria in the sea: a ubiquitous and diverse phototrophic biomass». Limnology and Oceanography 928-935 (1979).
-Parténsky F, Garckzarek L. Prochlorococcus: advantages and limits of minimalism. Ann. Rev. Sci. Mar 305-331 (2010).
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