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Prisioneros del hambre en el Estrecho de Magallanes

(Imagen de portada: grafiti en Puerto Natales, Chile)

Tomé Hernández continúa su declaración ante el Virrey del Perú.

Desembarcó junto a Cavendish y los suyos en Ciudad San Felipe (así la cita Tomé en 1620, aunque en todos los documentos y mapas posteriores su nombre es Ciudad Rey Don Felipe). Tres años después de su fundación seguía rodeada de una empalizada ahora inútil. Solo se escuchaban el rumor de las lengas agitadas por el viento y el crujir de la madera en las edificaciones que sirvieron de iglesia, monasterio franciscano, ayuntamiento, y en medio de la nada una horca balanceándose en el aire.

Bosque de Nothofagus cerca del lago Grey. Las lengas pertenecen a la especie N. pumilio. Los Nothofagus se encuentran en Australia, Nueva Zelanda, Chile, Argentina, Nueva Guinea, Nueva Caledonia y fósiles en la Antártida, prueba de la deriva de los continentes y de la conexión que un día existió entre esas tierras del hemisferio sur. Autor: F. Rodríguez

Se encaminaron a las viviendas. El hedor que llegaba del interior les anunció el macabro final de los últimos habitantes, tiesos y vestidos en sus casas, esperando un auxilio que no llegó.

Estuvieron allí cuatro días, abasteciéndose de agua y leña, deshaciendo las construcciones y recuperando piezas de artillería, 4 de bronce y 2 de hierro, procedentes de la Santa María de Castro, el navío de Sarmiento de Gamboa.

Luego emprendieron rumbo al oeste. Salieron del Estrecho de Magallanes y hacia el norte intentando arribar a Valparaíso dieron finalmente con otro puerto, el de Quintero. Allí Tomé Hernández salvó su pellejo en medio de una trifulca digna de película entre sus rescatadores y soldados españoles.

El episodio fue así: mientras se aprovisionaban de ganado y agua aparecieron tres españoles «á caballo con sus lanzas y adargas armados«. El bueno de Cavendish envió al listo de Tomé a hablar con ellos y cuando les explicó lo ocurrido se ofrecieron a entregarle lo que necesitasen. No les dijo que viajaba con ingleses, claro, pero ocultos entre las sombras un grupo de ellos se preparaba para lanzarse sobre los soldados. Tomé les vio a tiempo, ya les dije que debía ser listo.

Avisó disimuladamente a los españoles y estos huyeron de la encerrona. Al regresar le contó a Cavendish que todo very well y que antes de marcharse se habían ofrecido a traer provisiones. Cavendish le dejó hacer y Tomé escapó finalmente con los soldados mientras estos atacaban a los ingleses. Durante la lucha Cavendish y sus hombres se hicieron a la mar (me alegré cuando lo leí), aunque en tierra murieron 12 y otros 9 fueron hechos prisioneros (6 ejecutados con el sistema de moda: la horca). Tomé se fue a Santiago y de allí a Perú. Y así acabó aquel viaje al Estrecho.

Bueno, no del todo. Verán…

Tres años después, otro barco inglés, el Delight, cruzó Puerto del Hambre y descubrió a un hombre que se lió a tiros con ellos hasta que se acercaron lo suficiente. Luego entró en razón (o se le acabó la munición, quien sabe) y les relató que había sobrevivido en una casa que él mismo construyó. Aquel desconocido no tuvo la suerte de Tomé: llegando a Europa el Delight se hundió (cerca de Cherburgo) y no sobrevivió para contarnos su historia.

¿Por qué fracasó Sarmiento de Gamboa en poblar el estrecho?

Salvando las distancias, su desastre me recuerda un poco la expedición de Scott al Polo Sur, sólo que aquí perecieron casi 400 personas (hombres, mujeres y niños), sin medios para afrontar la vida en Magallanes. Sus ropas no servían para combatir el frío y las intensas nevadas. Las tierras que intentaron cultivar con trigo, cebada y habas no produjeron nada comestible, los animales que llevaron consigo, como cabras y perros, murieron o se los tuvieron que comer…homicidios, canibalismo, una pesadilla.

Jefe mulato con otros dos aónikenk, hacia 1910. Fuente: Biblioteca Nacional de Chile

En cambio, los indígenas que poblaban aquellas tierras desde hacía miles de años se las arreglaban muy bien en aquellas condiciones. Puerto del Hambre estaba en la frontera entre dos territorios indígenas. En la zona austral de Chile habitaron numerosos pueblos denominados genéricamente «tehuelches» o «patagones», incluyendo etnias como los chonos, kawéskar, yámanas, selk’nam y aónikenk.

En su declaración, Tomé describe a los indígenas vestidos con pieles de animales, armados con flechas y arcos. Algunos eran blancos, otros morenos y no tenían barba. Se recogían el cabello en la cabeza y eran muy corpulentos. Siempre andaban a pie (el caballo aún no había llegado) y a la pregunta de qué comían respondió:

«…algunos Indios trahían pedazos de ballenas, y marisco de que comían, y que una Muger Española de las que truxo consigo Pedro Sarmiento vino á parar en poder de los Indios, de dos que cogieron caminando por tierra, y á lá otra la mataron, y que esta muger quedó viva entre ellos; la tuvieron tres meses, y al cabo de ellos la dieron libertad: y decían que no tenían Poblacion, y se sustentaban de unas raices y marisco, y lobos y ballenas, y que no tenian sembrados». A la cuestión de qué marisco consumían, Tomé contestó: «Que había mexillones y lapas, y algunos erizos de la mar, con que se sustentaban».

Es interesante comprobar que los colonos españoles también subsistían a base de marisco.

Cholgas (Aulacomya ater, Linneo 1758) recogidas en la zona norte de la región de Magallanes. Autor: Pablo Salgado.

Ellos les llamaban «mexillones» aunque probablemente se estaban alimentando sobre todo de cholgas (Aulacomya ater), de mayor tamaño que los mejillones europeos del género Mytilus, (como se puede ver claramente en la imagen de la derecha), abundantes en la región.

Los relatos de Sarmiento de Gamboa y del propio Tomé manifiestan que los mejillones les resultaban difíciles de comer porque a menudo contenían perlas y era como meterse guijarros en la boca. Al principio las apartaban e iban guardando pero cuando cundió el desánimo en Rey Don Felipe se desentendieron de ellas.

El pasado mes de octubre recorrí la carretera que bordea el Estrecho de Magallanes desde Punta Arenas hasta el Parque del Estrecho, inaugurado en 2015 en Punta Santa Ana. Dicho Parque es una visita obligatoria para conocer de primera mano la historia humana y natural del Estrecho de Magallanes. Allí se encuentran Bahía Mansa, Puerto del Hambre y Fuerte Bulnes, el asentamiento fundado en 1843 por los tripulantes chilotes de la goleta Ancud que tomaron posesión del Estrecho por parte de Chile.

Pues bien, a un lado de dicha carretera, muy cerca del Parque del Estrecho, se encuentra esta señal…

Autor: F. Rodríguez

En esta zona lleva años prohibida la explotación del marisco debido a las proliferaciones de Alexandrium catenella, productor de toxinas paralizantes (saxitoxinas). La primera cita de A. catenella en Chile data de 1972 y pertenece precisamente a la región de Magallanes: una proliferación en Bahía Bell con abundancias máximas de 600 céls/mL debido a la cual ocurrió esto:

El 22 de octubre de 1972, la Gobernación Marítima de Punta Arenas informó la muerte de tres pescadores mientras se dedicaban a la extracción de cholgas (Aulacomya ater) en Bahía Bell, Isla Clarence […]. El deceso se produjo en un lapso de 2 a 5 horas, después de haber ingerido cholgas frescas a bordo de la embarcación «Adrian» de propiedad de la empresa pesquera «Punta Arenas Ltda».

Guzmán & Campodonico (1975)

El responsable de la intoxicación en 1972: Alexandrium catenella. Fuente: Guzmán & Campodonico (1978).

Los síntomas de intoxicación por saxitoxinas pueden durar varios días e incluyen debilidad muscular, entumecimiento, hormigueo, picazón, pérdida de sensibilidad táctil, ceguera temporal, sensación de liviandad (como si flotara uno en el aire). En casos extremos, tras 2-24 horas, la parálisis muscular se extiende y agrava provocando dificultades respiratorias severas y muerte.

Desde entonces y hasta el día de hoy las floraciones algales nocivas (FAN), principalmente A. catenella, han ido a más en la región de Magallanes, tanto en la frecuencia de sus episodios como en la extensión geográfica y duración de los mismos. Su análisis (Guzmán y col. 2002) indica que suelen coincidir con el término de un fenómeno de «La Niña» y el inicio de un «El Niño» intenso, en condiciones de calma, alta insolación y estabilidad en la columna de agua.

Y ahora se preguntarán ustedes…¿desde cuándo ocurren estas proliferaciones? ¿pudo el marisco intoxicar a los hombres de Sarmiento de Gamboa?

En un trabajo de 2002 de Guzmán y col. del IFOP (Instituto de Fomento Pesquero), titulado «Alexandrium catenella y veneno paralizante de los mariscos en Chile», hay un párrafo sobre esto:

Monumento a Hernando de Magallanes, el descubridor del Estrecho, en la plaza de Punta Arenas. La estatua del indio patagón lleva asociada la tradición de besarle el pie (no vean cómo brilla!) para volver a Punta Arenas (dicho y hecho en mi caso!). Autor: F. Rodríguez

«Tras la fundación de Punta Arenas, a mediados del s.XIX, los antecedentes disponibles no muestran que Magallanes presentara la impronta reiterada de este tipo de fenómeno. Los grupos nativos canoeros que poblaron este territorio por un lapso de 6500 años y cuya dieta incluía en forma importante el consumo de mariscos, no han dejado evidencias del eventual impacto de floraciones nocivas asociadas al veneno paralizante.»

Antes, Guzmán y Campodonico (1978) mencionaban lo siguiente:

«las averiguaciones realizadas por los autores en ese entonces, basándose en los hechos históricos recopilados por el Instituto de la Patagonia, así como también en comunicaciones verbales de personas que han dedicado gran parte de su vida a las faenas de pesca u otras actividades en los canales patagónicos y fueguinos, no permitieron detectar indicios fehacientes de otras Mareas Rojas asociadas a VPM [Veneno Paralítico de los Mariscos] en esta región […] Por otra parte no existe ninguna tradición entre los contados sobrevivientes de indígenas canoeros que antaño poblaron la región, que permita sospechar de la existencia de estos fenómenos tóxicos en el pasado y que a su vez se habría traducido en una educación refleja frente a este tipo de problemas«.

Así pues, dichos autores consideran que no hay pruebas, más bien todo lo contrario, para sospechar que el consumo de marisco en Magallanes fuese considerado peligroso por los indígenas. Las proliferaciones tóxicas serían un fenómeno reciente y las evidencias más antiguas datan de finales del s.XIX: p.ej. en 1894 fallecieron 9 yámanas en isla Navarino (Tierra del Fuego) por consumo de bivalvos y en 1896 se intoxicaron también 4 yámanas en Ushuaia mostrando síntomas de intoxicación por veneno paralizante.

El Estrecho de Magallanes desde Fuerte Bulnes. Autor: Pablo Salgado.

Ahora bien, Espinoza & Espinoza publicaron en 2010 «La increíble empresa de Sarmiento de Gamboa y su triste fin: Posibles causas de la tragedia en el Estrecho de Magallanes en el siglo XVI«. En dicho artículo de la Revista Médica de Chile se enumeran las posibles causas de muerte de los colonos.

La desnutrición se considera como la más importante a partir de los documentos históricos y estudios de arqueólogos y biólogos argentinos sobre osamentas de adultos de Nombre de Jesús, que señalaron en todos los casos signos de osteopenia (indicadora de desnutrición).

Entre las demás causas citan muertes por ajusticiamientos, homicidios y otros hechos violentos, hipotermia y por último intoxicaciones alimentarias por ciertos frutos y quizás por el marisco. Lo razonan así:

«En Chile, el fenómeno de marea roja está ampliamente extendido y el primer registro de una FAN data de 1827; más, es perfectamente posible que en Magallanes hubiese estas floraciones en etapas previas, como la época del asentamiento de los colonos a los que nos hemos referido. Siendo fenómenos periódicos, es probable que los individuos originarios conociesen de su existencia y que, por tanto, afectara especialmente a los colonizadores. La teoría planteada puede explicar la muerte de tantos de ellos y el hallazgo de osamentas sin enterrar; los sobrevivientes pudieron intuir una suerte de intoxicación por la rápida aparición de síntomas como naúseas, mareos, dificultad para movilizarse, hablar y respirar, hasta llegar a la muerte.»

El buque oceanográfico «Sarmiento de Gamboa» (CSIC) tiene base en Vigo donde fue botado en 2006. Autora: Marta Umbert. Fuente: oce.icm.csic.es

La teoría de la intoxicación por veneno paralizante resulta tentadora y más repasando el relato de cómo descubrieron los cadáveres de los colonos y las repetidas veces que se menciona lo de comer marisco para subsistir. Pero es indemostrable, al menos por el momento.

Me quedo para terminar con esta frase en el prólogo del libro Cegoñas no fondo da ría: «La verdadera historia es la del siglo XIX. Todo lo anterior es ciencia ficción, y la del XX y XXI, periodismo (Luís Obelleiro)». [Trad. del gallego]

Agradecimientos:

A Marcela Contreras por el artículo de Espinoza & Espinoza con el cual descubrí estos hechos históricos y por la revisión de esta entrada; a Pablo Salgado por la bibliografía, imágenes y también la revisión de la versión final; a Gemita Pizarro por invitarme al curso en el IFOP de Punta Arenas en octubre, gracias al cual pude visitar la región de Magallanes y aprender más de su historia. Dedico esta entrada a los participantes de dicho curso y en general a todo el personal del IFOP en Punta Arenas por su cálida acogida durante mi estancia.

Referencias:

-Espinoza JP & Espinoza R. La increíble empresa de Sarmiento de Gamboa y su triste fin: Posibles causas de la tragedia en el Estrecho de Magallanes en el siglo XVI. Revista Médica de Chile 138: 1456-1460 (2010).
-Guzmán L. & Campodonico I. Marea roja en la región de Magallanes. Publicaciones del Instituto de la Patagonia. Serie Monografías. Punta Arenas (Chile), nº9, 44 pp. (1975).
-Guzmán L. & Campodonico I. Mareas rojas en Chile. Interciencia 3:144-151 (1978).
-Guzmán L., Pacheco H., Pizarro G. & Alarcón C. Alexandrium catenella y veneno paralizante de los mariscos en Chile. En: Sar EA, ME Ferrario & B Reguera (eds). Floraciones algales nocivas en el cono sur americano. Instituto Español de Oceanografía. 235-255 pp. (2002).
-Spate O.H.K. The Spanish Lake. The Pacific since Magellan, vol.1.  Autralian National University Press, Canberra. 371 pp. (2004).

Puerto del Hambre

Descenso a los sótanos del Ministerio del Tiempo. Fuente: Cliffhangertv

Bajemos a los sótanos del Ministerio del Tiempo. Nos dirigimos a una puerta abierta al 21 de marzo de 1620. Adelante, pasen y vean…

En una sala del Palacio Virreinal, en la Ciudad de los Reyes (Lima), hay tres figuras solemnes como en un cuadro de Velázquez: el Virrey del Perú -Francisco de Borja y Aragón-, el Escribano mayor de Minas -García de Tamayo-, y un tercer personaje -Tomé Hernández-, de 62 años, residente en la ciudad. El auténtico protagonista.

Escuchamos a Tomé jurando ante Dios Nuestro Señor y una señal de la Cruz, con semblante tranquilo, nadie le acusa de nada. Sólo se le pide una declaración detallada y contestar a una serie de cuestiones sobre sucesos acaecidos casi 40 años atrás.

Por aquel entonces Tomé era un joven soldado enrolado en la Nao «la Galeaza», que salió de Sanlúcar de Barrameda en 1581 rumbo al Estrecho de Magallanes. El suyo no es un relato cualquiera. Tomé es un testigo excepcional: el único superviviente de la fallida expedición para poblar el Estrecho de Magallanes.

La memoria de Tomé es prodigiosa, recuerda como si fuese ayer una terrible experiencia que debió marcarle de por vida. Carraspea un par de ocasiones y bajo la atenta mirada del Virrey inicia su discurso.

Fuente: pinterest (guardado desde sio.midco.net)

Sarmiento de Gamboa había cruzado desde el oeste el Estrecho de Magallanes en 1579-80, y de regreso a España, comunicó sus descubrimientos al rey Felipe II y su convencimiento de poder asegurar el dominio del Estrecho, el principal paso natural entre el Atlántico y el Pacífico.

Para ello proponía construir en el extremo este, más angosto, dos fortalezas que podrían mantenerse por sí solas.

La idea (y no me extraña) no convencía al valido del rey, el Duque de Alba, pero en el Consejo de Indias había voces contrarias que empujaron al monarca a confiar en Sarmiento.

Así, de Sanlúcar partieron 23 navíos en 1581 bajo el mando de un capitán general que no fue Sarmiento de Gamboa sino Diego Flórez Valdés, decisión que luego se reveló como poco acertada. Vean sino las palabras que le dedica la historia…

«Anduvo siempre trabajada [la escuadra] por el desorden, la mala dirección, la negligencia del general, en términos que no pueden expresarse con pocas palabras»

(Fernández Duro, 1896)

En efecto, las cosas se torcieron desde el principio. Se perdieron 7 naves en una tormenta nada más salir y la escuadra tuvo que regresar a Cádiz. Una vez repuestos, tomaron rumbo a Cabo Verde, Río de Janeiro y Santa Catarina (hoy Brasil). En el camino sufrieron numerosas vicisitudes y Diego Flórez se volvió a España después de un primer intento fallido de alcanzar el Estrecho.

Al final, únicamente dos Naos y tres fragatas comandadas por Diego de la Ribera y Sarmiento de Gamboa se adentraron al temible Estrecho. Nada más llegar tomaron tierra en su extremo este y Diego de la Ribera se dio también la vuelta, dejando a Sarmiento con una sola fragata y 380 hombres.

Según cuenta Tomé, Sarmiento de Gamboa fundó allí un primer enclave, Nombre de Jesús, y ordenó al barco internarse en el Estrecho hasta Punta Santa Ana. Dejó a 300 hombres en la primera población y emprendió camino por tierra con 80 hombres para explorar el terreno y reunirse luego con el barco.

Tardaron 15 días en alcanzarlo y los sufrimientos fueron terribles por los ataques mortales con flechas de los indios y el inclemente clima de la región.

Aquel día nevó, pero Sarmiento fundó y ordenó construir allí el segundo enclave en marzo de 1584: San Felipe. El clima inhóspito, el hambre y la desesperanza llevaron en menos de un mes a una conspiración para asesinar a Sarmiento de Gamboa. Éste, por precaución, ya no dormía siquiera en tierra, sino a bordo del barco.

Pero los conspiradores fueron descubiertos (entre ellos un cura) y ajusticiados antes de realizar sus planes: rodaron cabezas, no digo más (la del cura no rodó, privilegios del clero).

Un mes después Sarmiento de Gamboa levaba anclas para salir del Estrecho con el objetivo de conseguir provisiones del exterior y volver a Magallanes lo antes posible. Pero Sarmiento nunca regresó y no porque no quisiese. Su historia fue otra que no describiré aquí para no desviarnos del relato de Tomé Hernández, porque ahora comienza lo más duro.

Réplica de la Nao Victoria, con la que el portugués Fernando de Magallanes descubrió en 1520 el Estrecho que lleva su nombre. Lugar: Museo Nao Victoria (Punta Arenas, Chile). Autor: F. Rodríguez

La primera población, Nombre de Jesús, ocupaba un lugar desolado y desprotegido por lo que dos meses después los supervivientes se dirigieron por tierra hacia el segundo enclave, San Felipe. Así lo denomina al menos Tomé en su declaración de 1620.

Pasaron muchos meses y en vista de que Sarmiento de Gamboa no regresaba con los ansiados víveres el ahora capitán, Andrés de Viedma, envió 200 soldados a la primera población en busca desesperada de auxilio desde el exterior. Su instrucción era que fuesen mariscando por el camino para sobrevivir…

Continuó deslizándose el tiempo como una maldición, lenta e inexorable, para los hombres y mujeres de San Felipe, sin noticias de los soldados que habían partido ni de nadie en aquellos parajes desconocidos para los que no estaban preparados.

Ante aquella situación improvisaron en San Felipe dos barcas a las que subieron 50 hombres (incluyendo 5 mujeres) para hacerse a la mar. Equivocaron el rumbo y se internaron aún más en el Estrecho. Una de las barcas zozobró contra unas rocas pero arribaron todos juntos a una nueva tierra, igualmente inhóspita. En la barca restante subieron Viedma y 20 hombres rumbo a San Felipe, dejando a los otros 30 en aquel enclave. Entre ellos estaba Tomé Hernández.

Se repartieron en grupos de 3-4 personas y subsistieron mariscando durante el invierno, pero en aquellas condiciones fueron enfermando y muriendo. Cuando en verano regresaron a por ellos sólo encontraron 15 hombres y 3 mujeres. Ya de vuelta en San Felipe decidieron alcanzar por tierra la primera población.

En el camino descubrieron numerosos cadáveres: los restos de los soldados que había enviado Viedma muchos meses atrás a Nombre de Jesús.

Fuente: Flickr.com

Un buen día avistaron 3 navíos y de ellos se separó un batel remando hacia la costa para reconocer el terreno. Tomé Hernández y dos soldados solicitaron a Viedma seguir al batel para averiguar quienes eran y sus intenciones. Uno de aquellos soldados era de Pontevedra y el otro extremeño, como Tomé.

Por fin establecieron contacto con el batel, que se acercó a tierra a parlamentar con ellos. Eran ingleses pero les respondieron en español. Se ofrecieron a llevarles hasta sus barcos, pero los españoles desconfiaban que luego les tirasen al mar. No tenían otra alternativa, Tomé subió al batel y después de relatarles lo ocurrido les pidió que recogiesen a sus compañeros y al resto de supervivientes.

Los ingleses aceptaron y le ordenaron que enviase a los soldados en busca de Viedma y los demás. Pero mientras esto sucedía, las condiciones climáticas mejoraron y optaron por echarse a la mar sin esperar al resto de los españoles. Tomé Hernández subió al navío del capitán, un joven de 27 años llamado Thomas Cavendish (o Candish), y gracias a ello sobrevivió…!!

Puerto del Hambre es la ensenada del medio, tapada parcialmente por los árboles. Imagen tomada desde el Centro de Interpretación del Parque del Estrecho en Punta Santa Ana, a 52 km de Punta Arenas. Autor: F. Rodríguez

Navegaron hasta alcanzar San Felipe. Imagínense, ya era enero de 1587 y lo que allí descubrieron dejó tan espeluznados a los ingleses que bautizaron al lugar como Port Famine (Puerto del Hambre).

En este instante el anciano Tomé Hernández hace una pausa. Le tiemblan las manos por la edad y la emoción al recordar aquellos días.

¿Conseguirá terminar su relato?  les aseguro que sí y que también hablaremos de una especie tóxica de dinoflagelados…

Pero esto será en la próxima entrada. Ahora cerremos la puerta del tiempo y volvamos a 2017 por unos días.

Referencias:

-Fernández Duro, C. Pedro Sarmiento de Gamboa, el navegante. Informes I. Boletín de la Real Academia de la Historia, XXVIII, cuaderno IV, pp.274-287. Abril 1896.
-Viage al Estrecho de Magallanes por el capitán Pedro Sarmiento de Gambóa en los años 1579 y 1580 y noticia de la expedición que despues hizo para poblarle. Imprenta Real de la Gazeta, Madrid, 1768.