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Luis

La algarabía un recuerdo
La canción unió las almas
Ahora solo los dos
Mi nostalgia y la guitarra

(Luis Lubián, 2011)

Esta entrada surge a partir de un mensaje de Laura Aldabaldetreku (CIFP Kardala LHII, de Mutriku):

«Te escribo porque ayer supe que Luis Lubián falleció el 6 de octubre. Supongo que lo conocías…Desde la escuela de Mutriku tuvimos una bonita relación con él; lo conocimos porque era el responsable de la colección de microalgas del ICMAN y ha sido nuestro encantador proveedor durante años.

Luis Lubián, arriba, tercero desde la izquierda, en su visita al Kardala LHII de Mutriku (2011). Fuente: F. Arriola.

Después lo invitamos a Mutriku a participar en unas jornadas de acuicultura que organizábamos y tuvimos la suerte de conocerlo en persona, escucharlo como profesional, charlar con él alrededor de una buena mesa y compartir también unos gin-tonics.

En septiembre me puse nuevamente en contacto con él, el verano pasa factura a mis cepas, y me dijo que se había jubilado […] Me puso en contacto con Ignacio Moreno, el nuevo responsable de la colección, y yo, después de consultar con mis compañeros, le invité a venir en primavera a Mutriku.

Hace un par de días Ignacio Moreno me escribió […] y le pregunté por Luis…Me escribió diciéndome que falleció el 6 de octubre y que pensó que nos habríamos enterado.

Pues no sabíamos nada! Y ayer me puse a mirar en internet y tampoco vi gran cosa, tan solo una mención en el facebook del banco español de algas. Así que, después de todo esto, lo que quiero es pedirte si podrías dedicar una de tus entradas a la memoria de Luis María Lubián Chaichío, profesor, investigador y sobre todo una buena persona con un gran corazón.»

Desde 1974 se cultiva en el Instituto de Investigaciones Pesqueras de Cádiz, un organismo aislado de la Bahía de Cádiz (cepa B-3) que inicialmente se consideró perteneciente al género Nannochloris. Después de estudiar comparativamente su morfología, ultraestructura y composición de pigmentos, respecto a
N. oculata y N. salina en las mismas condiciones de cultivo, y una vez comprobada su pertenencia a la clase Eustigmatophyceae (LUBIÁN, 1982; LUBIÁN & ESTABLIER, 1982), ahora se propone su designación como Nannochloropsis gaditana sp. nov.

(Lubián, 1982)

A través de Reyes Sánchez, de la Universidad de Cádiz, pude contactar precisamente con Ignacio Moreno (el responsable de la colección de microalgas del ICMAN-CSIC que mencionaba Laura en su mensaje), y que también compartió sus recuerdos sobre Luis:

El personal del ICMAN-CSIC, protestando contra los recortes en la investigación, en 2013. Luis Lubián (tercero por la derecha). Fuente: ObjetivoCádiz

«Anécdotas te puedo contar un montón […] Un ejemplo. Yo hice la tesis con él entre 1993 y 1997, y al otro becario de tesis con el que compartía laboratorio ([…] alias “el Checo”) y a mí nos tenía prohibido ponernos a aislar cepas de microalgas, para que no nos distrajéramos de nuestras tesis. Pero es que nos divertía mucho hacerlo, y cuando aislábamos una llegábamos con la cepa en un tubito y le decíamos “Mira, Luis, este cocolitofórido se ha aislado él solito”… y nos decía “¡¡Y una mierda!! ¿Qué os tengo dicho de aislar algas?

Otro. «El Checo» estaba próximo a casarse y no se manejaba con el vals que abría el baile de su boda, así que nos dedicamos a ensayarlo él y yo una tarde por los pasillos del Instituto… y nos pilló. “¿Qué he hecho yo para merecer a estos becarios?”, decía.

Otro más: una (actualmente) titular de universidad, que en aquellos tiempos hacía la tesina con él, en una discusión científica sobre unos datos lo llamó “papá” sin querer. Luis suspiró y dijo “por una parte esto me indica que nunca habrá un acercamiento sexual entre nosotros, pero de cualquier forma me enternece que me coloques en el lugar de tu padre, incluso me agrada, fíjate tú”.

Luis Lubián. Fuente: I. Moreno

Era un tío muy polifacético. Tocaba muy bien la guitarra (si fuiste de campaña con él lo habrás oído), jugaba muy bien al tenis… con todo lo relacionado con el deporte era muy competitivo. Un día estábamos en el laboratorio haciendo un concurso de quién le daba más veces al contador de células en un minuto. También nos pilló, pero en lugar de enfadarse cogió uno, nos dijo que le diéramos al crono… y nos ganó de calle.

Cada vez que yo iba a un congreso y decía que trabajaba con él, me encontraba un comentario muy frecuente, de gente de cualquier lado: “es un tipo del que te puedes fiar”. Pensando en si se referían a la fiabilidad de sus datos o a la de su comportamiento ético, me parece que se referían a los dos. Su competitividad quedaba fuera del ámbito de la ciencia (que no su competencia), porque prefería siempre colaborar, disfrutaba con ello y era muy generoso con sus datos y su conocimiento. Odiaba a la gente que se comportaba de manera “sucia”.

Tenía muchos reflejos a la hora de hacer bromas. Un día, dando un máster, le apareció una diapositiva de unos tanques enormes al revés, con el cielo para abajo y el suelo para arriba (fíjate de qué tiempos te hablo, que aún había diapositivas), y dijo “a veces los cultivos de algas son tan densos que le puedes dar la vuelta a los tanques y no se cae el agua de dentro”, y siguió tan pancho.

Era muy agradable tenerlo de jefe, era un padrazo. Y hasta donde yo sé, nunca, nadie, jamás, se aburrió a su lado. Y de microalgas sabía tela.»

El tamaño y la forma de las algas estudiadas son susceptibles de variación con las condiciones de cultivo y a lo largo de su crecimiento. No obstante, las células de N. gaditana, cuando la población algal está en fase de crecimiento activo, presentan una forma elipsoidal de 3,5-4 x 2,5-3 micras y en estas circunstancias pueden distinguirse de las de N. oculata y N. salina. Las restantes características morfológicas son similares en las tres algas. Son inmóviles, desprovistas de flagelos y poseen un cromatóforo sencillo parietal de color verde pálido que ocupa gran parte de la célula.

(Lubián, 1982)

En la campaña de Malaspina de 2011, Luis, yo mismo y otras compañeras de travesía en el Hespérides.

Coincidí con Luis en una ocasión, durante una campaña oceanográfica en verano de 2011 a bordo del Hespérides en el proyecto Malaspina: un mes completo entre Honolulu y Cartagena de Indias. Compartía cada día el laboratorio con Paloma Carrillo y él, muestreando cada quien para citometría, oxígeno y pigmentos entre otras cosas.

La citometría era asunto de Luis y por las tardes, mientras leía mis muestras de fluorescencia en el laboratorio bajo cubierta, volvía a coincidir con él y sus análisis en el citómetro. Siempre he conservado un grato recuerdo de Luis por su carácter afable y su buen humor, dispuesto a charlar sobre lo que se terciase para entretener los ratos muertos en el barco.

Durante las charlas colectivas en el salón del Hespérides no solo se hablaba sobre ciencia o se hacía una puesta en común del trabajo cotidiano. También sonaba la canción del día a cargo de Rafel Simó, el jefe de campaña más musical que haya conocido…y Luis también demostró sus aptitudes musicales en varias ocasiones. La foto de la portada y el texto son el broche final que compartió con nosotros después de aquella campaña tan especial.

Apenas le conocí, pero tengo la suerte de conocer a una investigadora, Cristina Sobrino (Universidad de Vigo), que hizo la tesis con Luis y que se ofreció para dibujarme un retrato más cercano de su personalidad y su trabajo:

«Efectivamente yo conocía muy bien a Luis, su pérdida ha sido un mazazo y le echaré mucho de menos. No sé muy bien por dónde empezar, hay miles de anécdotas y cosas importantes que destacar sobre él. Quizá para aquellos que no le conozcan, destacar que fue pionero trabajando en ecofisiología de microalgas y en la utilización de las microalgas como recurso natural para la acuicultura y la biotecnología en España.

Ilustración de Nannochloropsis gaditana (Lubián, 1982).

Entre sus grandes hazañas científicas está el aislamiento de las marismas de Cádiz de la famosa Nannochloropsis gaditana, que ahora es una de las especies más cultivadas del mundo, y que nos ha servido de rata de laboratorio prácticamente a todos los que hicimos la tesis con él.

Cuando yo le conocí todavía nos escribíamos por correo postal. Yo estaba en Tenerife haciendo la tesina con Julio Afonso Carrillo y le mostré mi interés por trabajar con microalgas. Pedimos una beca del País Vasco que no fue financiada y al año me volvió a llamar para pedir una beca predoc del CSIC que sí que salió adelante.

Recuerdo como si fuera ayer cuando me estaba esperando en la estación del tren y me dio un paseo por «Cai» en su Citroen Zx gris enseñándome las maravillas de la ciudad. Trabajé con él durante 4 años y siempre hemos mantenido contacto desde entonces, tanto personal como profesional. De hecho ahora tenemos un paper que reenviar y ojalá que estuviera aquí para poder seguir hablando con él del tema.

Cristina Sobrino y Luis Lubián en el ICMAN a finales de los 90′, y como no, Nannochloropsis gaditana. Fuente: C. Sobrino.

Curiosamente en la etapa «madura» de su vida profesional decidió dar el salto al medio natural y meterse en el mundillo de la oceanografía biológica con el citómetro y el HPLC. Creo que ese salto cambió su carácter y su persona, y le hizo enormemente feliz. Se embarcaba en todo lo que podía.

Yo tuve la suerte de embarcarme en una de esas primeras campañas de océano abierto con él. Fue ni más ni menos que una campaña antártica en el Hespérides, la campaña Ciemar en 1999.

Para mí fue un padre científico con todas las letras; no era un tío raro, era simplemente una persona normal, te reías con él, tenía mala leche como cualquier padre y creo que estaba orgulloso de haber sacado a algunos de sus polluelos adelante. Decía que no quería coger a más gente en el laboratorio porque luego le daba pena ver que no había salida para ellos. En fin, te puedo contar mil cosas más, pero casi mejor con un café, porque si no me pongo a contar anécdotas y no paro.»

Al igual que el resto de las Eustigmatophyceae, N. gaditana presenta clorofila a, β-caroteno, violaxantina como carotenoide mayoritario y vaucheriaxantina (LUBIÁN & ESTABLIER, 1982). Estos pigmentos, junto a otros carotenoides secundarios entre los que se encuentran la cantaxantina y cetocarotenoides del tipo de la astaxantina, también son comunes a N. oculata y N. salina. La diferencia fundamental entre ellas concierne a la presencia constante de α-caroteno en N. gaditana, mientras que las otras dos especies carecen de este pigmento. Los cultivos de estos organismos tienen color verde durante la fase exponencial de crecimiento, pero conforme envejecen se vuelve amarillentos y llegan a ser de color naranja-rojo.

(Lubián, 1982)

En la campaña Ciemar a la Antártida (1999). Fuente: C. Sobrino.

Qué mejor para terminar una entrada que tomar ese café que mencionaba Cristina, así que unos días después quedamos en la cafetería de la Facultad de Ciencias del Mar en Vigo para charlar sobre Luis y sus recuerdos del ICMAN. También me dejó varios de sus trabajos, muchos de ellos con Nannochloropsis gaditana como sujeto de estudio. La mayoría estaban escritos en castellano y es que una de las espinitas que tenía clavada Luis era precisamente el inglés y las puertas que podría haberle abierto a una mayor internacionalización de sus estudios.

La charla con Cristina y su sonrisa al recordar a Luis es lo que más me gustaría destacar, porque si bien es triste saber que no volverás a ver a esa persona, la huella que deja es tan importante que perdura para siempre.

Sobre su legado científico no me extenderé, sé de buena tinta que se publicarán pronto varios artículos en recuerdo a Luis Lubián que a buen seguro entrarán a fondo en la cuestión. Colgaré aquí mismo los enlaces en cuanto estén publicados. Mi intención era otra, un retrato más personal a través de quienes le conocían bien, abierto a todo aquel que quiera dejar sus comentarios al final de esta entrada.

Fuente: AgenciaSINC

Sólo añadiré sobre «el alga de Luis» que…

Nannochloropsis gaditana se utiliza habitualmente en acuicultura como alimento para rotíferos, peces y moluscos por su adecuado perfil nutricional. Acumula grandes cantidades de ácidos grasos poliinsaturados («PUFAs» como el EPA 20:5 omega-3) y carotenoides como la zeaxantina y astaxantina, que la convierten en un organismo de gran interés en biotecnología, nutrición y salud humana, biocombustibles, etc.

Su genoma está secuenciado. Es ∼100 veces más pequeño que el nuestro (∼28 millones de pares de bases), pero posee 30 cromosomas (7 más que el hombre) y 10.646 genes que codifican proteínas, por unos 19.000-20.000 en el genoma humano.

Autora: P. Carrillo (Leg6 expedición Malaspina, 2011).

Y esto no queda aquí. Sus aplicaciones han saltado del laboratorio a la gastronomía gracias a Ángel León, El «Chef del Mar», quien la incluye en sus recetas del restaurante «Aponiente» en Cádiz, muy cerquita de donde la aisló Luis por primera vez…

Referencias:

-Lubián, L. M. Nannochloropsis gaditana sp. nov., una nueva Eustigmatophyceae marina. Lazaroa, 4: 287-293 (1982)
Nannochloropsis Genome Portal: http://www.nannochloropsis.org/