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Gusanitos verdes en Carnota

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Mapa de Galicia. Fuente: Olo

Les presento la playa de Carnota, la más grande de Galicia, con unos 7 km de longitud.

Su estado de conservación es tan bueno que casi dan ganas de llorar. Lejos de grandes poblaciones, con escasas infraestructuras turísticas. Tampoco encontrarán paseos marítimos, latas, bolsas, colillas, ni gaviotas revolviendo la basura. Esto demuestra que quienes venimos aquí, que no somos pocos entre «nativos» y extranjeros, amamos la naturaleza y respetamos el entorno.

Carnota-Monte Pindo forma parte de la red europea de espacios protegidos (Red Natura 2000), como un LIC (Lugar de Interés Comunitario).

Solamente los malditos incendios han amenazado el medio ambiente de esta costa, sin olvidar el impacto paisajístico de los molinos generadores de energía eólica (conté más de 80) que coronan los montes por los que discurre la carretera a Carnota. En los alrededores hay otras playas con encanto y lugares preciosos como la playa de San Pedro de O Pindo, o la cascada del río Xallas en Ézaro que merecen mucho la pena.

SanPedro&Xallas

Pero volvamos a Carnota. Esta es la zona de la marisma interior, que alberga una laguna al fondo de la imagen, con el Monte Pindo y las dunas que anteceden a la propia playa…dunas

Y éste es el camino de madera que la atraviesa en su parte central, desde el acceso del pueblo de Carnota. Por aquí íbamos el 24 de julio sobre las 9:30 con marea descendente (bajamar 13:45), listos para disfrutar de un día de sol y relax, sin sospechar la sorpresa que nos esperaba unos metros más allá.

caminoA primera vista, lo que había sobre la arena húmeda de la bajamar eran algas verdes filamentosas…

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Cogí muestras en una botella pero por culpa del calor llegaron deshechas al laboratorio. Eso sí, aquel día grabé este vídeo que me tendría que haber hecho dudar sobre lo que teníamos delante…

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C. schultzii (gusanito gordo) y C. roscoffensis (gusanito largo). Ilustraciones de Schmidt (1852) y Graff (1891). Fuente: EOL

El naturalista P. Geddes tuvo la misma impresión en una playa de Roscoff (primavera 1878): «crowds of which, lying at the bottom of the shallow pools left by the retreating tide, resembled at first sight patches of green filamentous algae».

Antes que él, un naturalista alemán, O. Schmidt, describió a Convoluta schultzii en 1852, a partir de muestras recogidas en Lesina (costa del Adriático, Italia), y luego Graff (1891) describió a Convoluta roscoffensis, en Roscoff, a la que Geddes citó erróneamente como C. schultzii en 1879. Su nombre actual es Symsagittifera roscoffensis.

Pero nada de esto sospechaba aún cuando regresé a Carnota el 3 de agosto equipado con una nevera portátil y varios kilos de hielo para evitar que las muestras sucumbieran a los 30ºC (y más) que disfrutamos aquellos días. Estaba de vacaciones pero me reconcomía la curiosidad y no podía dejar pasar la oportunidad.

Así que, como un toro al que agitan un trapo rojo delante, llegué al mediodía en bajamar pero no encontré lo que buscaba. Tuve que caminar un buen rato hasta que por fin localicé una pequeña mancha verde !!

Al día siguiente, en la botella de la muestra se veía esto. Y fuera lo que fuese, era evidente que se movía.

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Ya en el microscopio, cada vez más intrigado, puse unas gotas en una cámara de sedimentación…

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Y esto fue lo que apareció, a 100 y a 400 aumentos…

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Después del Uauuu inicial busqué en «San Google» para confirmar que se trataba de Symsagittifera roscoffensis, un gusano plano autótrofo con fotosimbiontes (algas verdes prasinofíceas: Tetraselmis convolutae). Luego caí que hace unos meses mi colega Christophe Six de la Station Biologique de Roscoff me comentó que estaban trabajando con él.

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La huella de mi pie «dibujada» por Symsagittifera

S. roscoffensis es endémico de las costas del Atlántico Noreste, desde Portugal a, principalmente, Francia y Reino Unido. Lo cité en el blog hace años con motivo de Lynn Margulis y su teoría de la simbiogénesis, pero nunca lo había visto en directo y no tenía ni idea del aspecto de sus proliferaciones. Este es el valor de la experiencia directa de la naturaleza que nos regala maravillas en cualquier instante.

El mejor momento para ver a S. roscoffensis es, según Doonan & Gooday (1982), a mitad de carrera entre la pleamar y la bajamar. No tienen aspecto desagradable ni provocan olores en la playa –a nadie le llamó la atención el fenómeno– Aunque en el laboratorio la «plasta» de Symsagittifera desprende un aroma poco apetecible que supongo es debido al dimetil-sulfuro (DMS). Este gas, liberado a partir del DMSP que sintetizan las algas se cree que podría actuar como repelente hacia los predadores.

El comportamiento de Symsagittifera es alucinante ! Migran como si fueran algas a la superficie buscando los rayos del sol para facilitar la fotosíntesis. Sobre la arena tiñen los huecos rellenos de agua que dejan nuestras huellas. Y si presionas con la mano desplazando el agua entre la arena se retiran poco a poco.

En el siguiente vídeo (y otros que subí al canal Youtube) pueden ver el aspecto de Symsagittifera roscoffensis y de sus algas simbiontes. En el extremo de su cabeza aparece el estatocisto, de forma circular, un órgano para el sentido del equilibrio rodeado por el sistema nervioso central del invertebrado.

¿Cómo adquiere S. roscoffensis las algas? Las ingiere directamente.

Al inicio de su vida los gusanitos son transparentes. La simbiosis de los juveniles con las algas es obligada y sin ellas mueren en pocas semanas. Se desconoce cómo las reconocen y por qué escogen a Tetraselmis convolutae. Cada gusanito puede albergar hasta 40.000 algas en su interior !!

¿Puede tener distintas algas? No, pero…

Cada individuo posee un único tipo de fotosimbionte pero en los años 80′ se describieron poblaciones con 2 subgéneros distintos (Tetraselmis y Prasinocladia, distinguibles sólo al microscopio electrónico). En laboratorio también se han expuesto gusanitos a mezclas de prasinofíceas y al principio ingieren varias. La situación es temporal y no beneficia a S. roscoffensis que crece menos y al final sólo retiene al fotosimbionte óptimo, T. convolutae.

¿Los fotosimbiontes son viables en forma libre? Sí.

Al espachurrar un gusanito las algas liberadas pueden cultivarse independientemente y recuperan su aspecto normal. En el interior del gusanito se transforman en protoplastos (pierden sus flagelos, ocelo y pared celular (teca)), colonizando los espacios extracelulares del tejido animal. El beneficio es mutuo: las algas aportan compuestos orgánicos a S. roscoffensis gracias a la fotosíntesis y éste les aporta nutrientes (como nitrógeno en forma de ácido úrico, aunque los gusanitos también absorben eficazmente nitratos del medio exterior).

Y para terminar…¿por qué es interesante investigar a S. roscoffensis?

  • Por su posición en el árbol de la vida. Los seres acelomados como S. roscoffensis se consideran los organismos con simetría bilateral (como nosotros) más primitivos que existen y su estudio puede responder numerosas cuestiones evolutivas.
  • Su gran capacidad de regeneración (incluso del cerebro apenas 1 mes tras la amputación) le convierten en un sistema modelo para la investigación sobre células madre.
  • Junto a los corales y foraminíferos es un organismo de gran interés para estudiar las relaciones de fotosimbiosis y el impacto del cambio climático (subida de temperatura, acidificación).
  • Biorremediación. En playas del Algarve (Portugal) se han descubierto proliferaciones asociadas a filtraciones de aguas subterráneas ricas en nitratos.

Referencias:

-Bailly X. y col. The chimerical and multifaceted marine acoel Symsagittifera roscoffensis: from photosymbiosis to brain regeneration. Front. Microbiol. 5:1-13 (2014).
-Carvalho L.F. y col. Interception of nutrient rich submarine groundwater discharge seepage on European temperate beaches by the acoel flatworm, Symsagittifera roscoffensis. Mar. Pollut. Bull. 75:150-156 (2013).
-Doonan SA & Gooday GW. Ecological studies of symbiosis in Convoluta roscoffensis. Mar. Ecol. Res. Ser. 8: 69–73 (1982).
-Geddes P. Observations on the physiology and histology of Convoluta schultzii. Proc. R. Soc. Lond. 28: 449-457 (1879).
-Graff L. Sur l’organisation des turbellariés acoeles. Arch. Zool. Exp. Gén. 9:1-12 (1891).
-Moreno E. y col. Tracking the origins of the bilaterian Hox patterning system: insights from the acoel flatworm Symsagittifera roscoffensis. Evol. Dev. 11:574-581 (2009).
-Schmidt O. Neue Rhabdocoelen aus dem nordischen und adriatischen Meere. Sitz. Akad. Wiss. Math. 9:490-505 (1852).