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El príncipe pescador

Continúo la historia con la réplica de Ramón Sobrino a Fernando de Buen:
«Nunca entró en los propósitos del que tan modesta Memoria ha escrito el faltar a la cortesía y consideraciones que siempre le ha merecido D. Odón de BUEN; pero […] debo recordar, con profundo desagrado, que tal vez no se hubiera producido disconformidad en nuestras sinceras opiniones, si dicho señor, recordando la invitación que espontáneamente nos había hecho de acompañarle en alguna de sus excursiones por estas Rías, la hubiese llevado a efecto».

 

Fotograbado de la Ría de Pontevedra en agosto de 1917
en la que se ven zonas oscuras en la superficie por la marea roja
de Gonyaulax polyedra = Lingulodinium polyedrum.
Fuente: R. Sobrino (1918).

«Bien se ve que D. Odón de BUEN sospecha si las observaciones de 1916 habrían sido defectuosas, porque quizá haya pensado lo que pensaría todo el mundo, lo que pensé yo […] Si la purga del mar y la fosforescencia a ella aneja, fenómeno periódico e inconfundible, es producida en 1917 por Gonyaulax polyedra, la misma especie lo habrá producido y producirá los demás años, por aquel canon de la inducción: causas iguales, y en las mismas circunstancias, producen idénticos efectos«.

«No dudo que el Instituto Español de Oceanografía posea material de las pescas planktónicas realizadas durante el período de la Hematotalasia; yo también lo poseo, y él es el que me ha servido para poder afirmar terminantemente […] que la verdadera causa de […] la purga del mar y la fosforescencia que presentan las aguas coloreadas, son producidas por el Gonyaulax polyedra stein».

Ramón Sobrino acertó sobre la marea roja de 1917, pero la de 1916 pudo ser Gonyaulax…ó no.
Lo del «canon de la inducción» lo formuló Isaac Newton en sus «Principia» como una regla de razonamiento filosófico para explicar fenómenos desconocidos en la naturaleza. Pero nadie puede asegurar a ciencia cierta qué alga produjo la marea roja de 1916 y no encontré ninguna cita posterior que confirme lo que había en las muestras del IEO de Odón de Buen. 

Y ahora vamos a las sardinas y su supuesta relación con las mareas rojas. Ramón Sobrino concluyó lo siguiente: «Entre la alimentación y presencia de la sardina en estos mares y la Hematotalasia parece ser que existe una íntima relación y que aquélla se halla subordinada á ésta».

Alberto I de Mónaco.
Fuente: http//www.odondebuen.org
Como un dato en favor de esta presunta asociación Sobrino se remontó a 1886 cuando Alberto I de Mónaco visitó A Coruña interesado por la pesca de la sardina en Galicia. Aquí se lo cuento…

La pesca de la sardina en Francia (en especial en Bretaña) alcanzó gran importancia a mediados del s.XIX gracias a la revolución de las latas de conservas. La primera fábrica se instaló en Nantes en 1824 y 50 años después había más de 200 entre Bretaña y Vendée.
En aquella época surgieron también en la ría de Vigo las primeras conserveras, fundadas por empresarios catalanes como los Barreras, Alfageme y Massó, que sustituyeron a la salazón y a prensas de sardinas como ésta…

Prensas para sardinas en A Coruña, ilustradas a partir de una foto de Alberto I de Mónaco. Él mismo describe que las sardinas permanecían en salmuera 15 días, luego se lavaban 4 veces y eran llevadas a los barriles para prensarlas. Las prensas tenían una piedra de 20 kilos a un extremo y un disco de madera al otro que repartía uniformemente la presión a todo el barril. Después de varias horas el aceite escurría bajo el barril y se recogía para exportarlo a Inglaterra y Alemania. El aceite de sardina se empleaba en maquinaria y en España se había usado para la iluminación antes de la llegada del petróleo y el gas. Las sardinas prensadas se conservaban varios meses. Fuente: La pêche de la sardine sur les côtes d’Espagne (Alberto de Mónaco, 1887).

El problema en Francia era el desequilibrio en las capturas: periodos de abundancia y escasez que produjeron las «crisis de las sardinas», sacudiendo a la industria conservera y a la economía de la región. La situación alcanzó tintes sensacionalistas (como en la crisis de 1902-1913) cuando la prensa parisina describió así la situación en Bretaña: «j’ai aperçu, autour d’une table, un homme, une femme et deux enfants qui, gloutonnement dévoraient du varech, des herbes gluantes où quelques maigres coquillages s’attachaient». (Alrededor de una mesa vi a un hombre, una mujer y dos niños que devoraban glotonamente «varech», algas viscosas con unas cuantas conchas pegadas).

Entre 1880 y 1887 la pesca fue especialmente pobre y como consecuencia se instalaron nuevas fábricas en Portugal y España donde las sardinas eran menos caprichosas.

«L’Hirondelle«, el yate en el que Alberto I de Mónaco
llegó al puerto de A Coruña en agosto de 1886
para  estudiar la pesca de la  sardina en Galicia.
Fuente: http://www.arehn.asso.fr

Durante esta crisis el príncipe Alberto I de Mónaco escribió: «…hace diez-quince años que la disminución progresiva de la sardina en dichas costas [Francia occidental] hace temer su desaparición […] Preocupado por esta cuestión […] en 1886 durante mi campaña científica en «L’Hirondelle«, hice escala en La Coruña, el centro más activo de la pesca de sardina en España. Pensaba conseguir alguna información, ejemplos útiles ó al menos material de estudio lo más abundante posible, para su entrega a manos competentes».

Alberto, el príncipe, cuenta que el 19 de agosto de 1886 la noche era oscura, navegaban cerca de la costa de Coruña y observaron «nubes» de fosforescencia en el mar. A la mañana siguiente había en los muelles una actividad frenética y una flotilla de barcos a la entrada del puerto les relató lo sucedido:
la noche anterior había llegado un banco de sardinas provocando las luces misteriosas (bioluminiscencia) que habían vislumbrado desde el barco. Habían asistido, sin saberlo, a la captura de aquel «maná viviente»…

Una sardina buscando dinoflagelados…
Fuente: Wikimedia commons. Autor: Citron/CC-BY-SA-3.0

Benigno Maristany les ofreció la oportunidad de conseguir vísceras y sardinas enteras de aquella pesca. G. Pouchet y J. de Guerne las analizaron y en 1887 (a la vez que el príncipe), publicaron:
«El interés principal de las vísceras procedentes de A Coruña reside en la abundancia extraordinaria de peridíneas que las llenan. Pertenecen a dos tipos principales: Peridinium divergens Ehr. y P. polyedricum Pouchet (= Protoperidinium divergens y Lingulodinium polyedrum).»

 

Protoperidinium divergens.
Fuente: R. Sobrino (1918).

Calcularon un número mínimo de 20 millones de dinoflagelados en el intestino de cada sardina. Su conclusión (incluyendo datos del laboratorio de Concarneau), fue que según las circunstancias las sardinas tenían una alimentación variada (copépodos, huevos de pequeños crustáceos, diatomeas, etc…).
Pero Ramón Sobrino se fijó en los dinoflagelados. Y relacionando las ventas de sardina en verano, vientos y mareas rojas, comentó:
«Y aunque los datos suministrados no sean los precisos para sentar la consecuencia terminante de que con la presencia de la Hematotalasia aumenta la de la sardina […] Dice un refrán gallego, que por San Xoan á sardiña molla o pan, es decir, que empieza a tener grasa […] hacia la festividad de dicho Santo (24 de Junio), en cuya época es cuando con más frecuencia se presenta el fenómeno [mareas rojas] en las aguas de las Rías, pero principalmente fuera de ellas, que es donde también hoy más abunda la sardina».

No voy a hablar sobre la biología de las sardinas, mis colegas del IEO podrían comentar con propiedad sobre este tema. Prefiero terminar con la réplica de Fernando de Buen (al César lo que es del César):
«No hay como pretende el Sr. Sobrino, una subordinación, sino una coincidencia vital».

 

Referencias:

-Sobrino R. La purga del mar ó Hematotalasia. Mem. R. Soc. Esp. Hist. Nat. 10: 407-458 (1918).
-Sobrino R. Réplica a la nota y observaciones de D.F. de Buen a la Memoria «la purga del mar o Hematotalasia». Bol. R. Soc. Esp. 18: 348-356 (1918)
-Fichou J-C. La crise sardinière de 1902-1913 au coeur des affrontements religieux en Bretagne. Annales Bretagne Pays de l’Ouest. 116-4 (2009).
-Prince Albert I. La pêche de la sardine sur les côtes d’Espagne. Revue Scientifique 17:513-519 (1887).
-Pouchet G & de Guerne J. Sur la nourriture de la sardine. C. r. hebd. seanc. Acad. Sci., Paris, 104:712-715 (1887).

 

Discutiendo de mareas rojas y sardinas

¿Qué les sugiere este cuadro?
El original está en paradero desconocido. La foto la publicó Ramón Sobrino Buhigas en 1918
al final de su artículo «La purga del mar ó Hematotalasia».

Lo pintó Carlos Sobrino Buhigas y representa una marea roja en la ría de Pontevedra a comienzos del s.XX. El cuadro lo realizó a partir de apuntes del natural. El pintor Carlos tenía un hermano, Ramón, naturalista y profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Santiago, entre otros cargos.

En la entrada de hoy resumiré la polémica entre Odón de Buen (director del IEO) y Ramón Sobrino Buhigas a raíz de una serie de artículos sobre las mareas rojas en Galicia publicados entre 1916-18.
Todo ello adornado con unas cuantas sardinas y relatos de pescadores…

La historia comenzó en 1916 cuando Odón de Buen describe una marea roja
durante la 1ª campaña oceanográfica en las rías gallegas…
Mural en Zuera (Zaragoza) en honor a Odón de Buen,
primer director del Instituto Español de Oceanografía. Fuente: Wikipedia.
«Durante este verano hemos tenido ocasión de estudiar la masa rojiza que, en días determinados, invade las rías bajas, coloreando de ocre el agua en grandes extensiones […] El fenómeno es interesantísimo, llama hace años la atención […] El agua rojiza aparece como llena de un polvillo ténue; como si tuviera en suspensión mineral pulverizado […] Los pescadores dicen que el mar purga y relacionan esa masa coloreada con las emigraciones y aún con la procreación de la sardina.»
Radiolarios en sedimentos
de Pto. Caldera (Chile).
Fuente: Zapata & Olivares (2005)
http://www.scielo.cl

Unas líneas después nos ofrece la explicación:
«De primera intención se podía creer que se trataba de una alga microscópica semejante a la que colorea las aguas del Mar Rojo o a la que ha sido observada en otras zonas del Atlántico; el microscopio ha revelado que el autor de ese color ocráceo es un protorganismo del grupo de los radiolarios, diminutos animales de mares templados […] En días cálidos su producción es enorme en mar libre, y las mareas y las corrientes los llevan a las rías, penetran […] y se van acumulando en la parte interior, donde mueren; se pudre su materia orgánica y comunica la putrefacción a gran número de otros seres del plankton, que van mezclados con los radiolarios […] Tan intensas masas de radiolarios no han sido, hasta ahora, denunciadas en los mares de Europa».

Ramón Sobrino Buhigas
Fuente: biografiaehistoria.com

La réplica a éste y otros artículos de Odón de Buen llegó en 1918 por parte de Ramón Sobrino, con su artículo «La purga del mar ó Hematotalasia». Comenzaba así:

«Suelen decir los marineros y demás gente del mar que éste se halla c’oa purga ou purgando, cuando se presenta en ellas un curioso fenómeno […] que consiste en la coloración, más ó menos rojiza ó sanguinolenta que súbitamente presentan sus aguas […] creen algunos marineros que este singular fenómeno marino es una necesidad que siente el mar de limpiarse, para producir ó engendrar después en su seno sus inagotables riquezas…»

Menciona Ramón un artículo suyo de 1916 en el que achacaba el color rojizo en las rías a la microalga Phaeocystis pouchetii, con las primeras palabras hacia Odón:
«A raíz de la publicación de este artículo, del que tuvo conocimiento el doctor de Buen (Odón), publicó dicho señor algunos otros sobre los mismos asuntos y dió alguna conferencia».

Ramón (que tenía 30 años en 1918) confiesa que el artículo de Odón le animó a volver sobre el asunto y examinar el agua con un «buen Leitz» (Leitz Camera, abreviado como «Leica») para convencerse de si los responsables de las mareas rojas eran algas ó radiolarios. Así que se acercó al puerto de Marín en 1917 para recoger muestras de una marea roja y en su microscopio apareció el dinoflagelado Gonyaulax polyedra (hoy Lingulodinium polyedrum). Ni rastro de Phaeocystis ó de los radiolarios.

Ilustraciones originales del artículo de R. Sobrino (1918). A) Microfotografía (80x) de Lingulodinium polyedrum. B) Disposición de las placas en vista superior e inferior de la célula. C) Vista lateral (el autor la representa a 1000x), a la izquierda con el contenido celular y los flagelos intactos, y a la derecha el ejemplo de una célula vacía.

Ramón admite su error en 1916 pero añade: «Y si disculpable es en mí no haber señalado con mayor precisión la verdadera causa de la Hematotalasia, por el aislamiento científico á que forzosamente […] á más de cumplir nuestra misión docente en centros de enseñanza dotados de escaso material […] careciendo también de las obras necesarias siquiera para orientarse, no lo es y nos parece inconcebible que el Sr. de Buen (D. Odón), Director del Instituto Español de Oceanografía y de la Estación ó Laboratorio de Biología Marítima de Porto-Pi (Palma de Mallorca) […] haya clasificado al protoorganismo que produce el fenómeno de la coloración de las aguas en las rías y costas de Galicia como un Radiolario, bien fácil de distinguir de otros seres morfológicamente parecidos para un profano.»

¿Qué sucedió después…? 
Pues que en 1918 llegó la réplica. Y no fue Odón de Buen sino su hijo (Fernando), quien respondió a Ramón Sobrino con el artículo «Sobre la coloración roja del agua en las Rías bajas y la biología de la sardina». (No les conté aún lo de las sardinas…).

Fernando de Buen en el laboratorio
de la Sociedad Oceanográfica de Gipuzkoa (1915).
Era principalmente ictiólogo y ejerció como jefe
de Biología en el Instituto Español de Oceanografía.

F. de Buen: «[…] llegaron a nuestras manos ayer un trabajo del Sr. Sobrino Buhigas, acerca de la coloración roja observada en las Rías de Galicia y sobre la biología de la sardina, en el que aparecen muchas inexactitudes científicas que son disculpables por los pocos medios que usó en su investigación y el desconocimiento de la inmensa bibliografía […] lo que no es disculpable, es que, olvidándose de la acostumbrada cortesía científica, pretenda enmendar las afirmaciones de D. Odón de Buen, mi padre […] su trabajo, el del Dr. Sobrino, responde […] a capturas planktónicas efectuadas durante el mes de Agosto del pasado año (1917). Y que, por tanto, no puede saber lo ocurrido el año anterior […]»

Acerca de esto, Sobrino (1918) había escrito:

«D. Odón de Buen dice <<… Por cierto que este año (1917) no eran los seres dominantes los radiolarios, o fueron defectuosas las observaciones del año anterior. Un estudio detenido, fácil ahora que disponemos de abundante material y datos numerosos, resolverá este interesante problema.>>»

F. de Buen insiste y asegura (aunque su padre ya parecía menos convencido, para eso están los hijos…) haber visto numerosos radiolarios y escasos dinoflagelados en 1916, y lo remata así:
«Entérese el Sr. Sobrino de las cuestiones que estudia antes de rotundamente negar las observaciones basadas en sinnúmero de datos y no caerá como en la presente ocasión en tan sensibles errores.»

Lingulodinium polyedrum.
El primer responsable conocido
de una marea roja en Galicia.
Autor: Coturnix.
Fuente: academic.reed.edu

Luego, contestando a la parte relacionada con la biología de la sardina, cita unas líneas de R. Sobrino:
«…no infrecuente verla (se refiere a la sardina el señor Sobrino) en grandes cantidades y extensiones, clavada de cabeza en el lodo como uno o dos tercios de su longitud, moviendo lentamente la cola y muy apiñada como campos de plata agitados por leves ondas».

A lo que responde F. de Buen: «En verdad, sería un caso interesante el de que una especie como la sardina adoptara una posición que la imposibilitaría respirar…»
Y terminaba así su réplica F. de Buen: «Resumiremos el trabajo del Sr. Sobrino […] sintiendo que trascienda al extranjero y puedan afirmar una vez más que los trabajos publicados en España sobre la sardina no tienen base científica alguna […]»

Ya se imaginarán que esto no iba a quedar así. En 1918 llegó la «contra-réplica» de Ramón Sobrino.
Sus conclusiones sobre la marea roja fueron sobresalientes, pero también defendió la existencia de una relación entre las mareas rojas y las sardinas basándose en evidencias cogidas un poco «por los pelos». Por hoy es suficiente…El desenlace de esta historia llegará en la próxima entrada !


Agradecimientos: a Santi Fraga por facilitarme los artículos sobre esta polémica en papel, y a Uxía de la biblioteca del IEO de Vigo por la copia en color del artículo de Ramón Sobrino.

Referencias:
-de Buen F. Sobre la coloración roja del agua en las Rías bajas y la biología de la sardina. Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. 18:327-331 (1918).
-de Buen, O. Trabajos españoles de oceanografía: campaña del Hernán Cortés este verano. Boletín de Pescas 3: 2-9. Septiembre 1916.
-Sobrino R. La purga del mar ó hematotalasia. Mem. R. Soc. Esp. Hist. Nat. 10: 407-458 (1918).