La lluvia roja en la India no es como la de España
– Parte I: en la India –
25 de junio de 2001, 8:30 de la mañana. Llueve sobre la ciudad de Changanasserry y debido a cortes en el suministro de agua mucha gente coloca envases y recoge la lluvia. Pero, Oh Sorpresa!, el agua es roja.
No es un cuento de Navidad, Nature lo anunció el 16 de agosto de 2001 con este titular: «Red rain leaves Indian scientists battling demons». Lo de «demons» venía a cuento de la creencia popular de que la región estaba bajo el influjo del diablo, por sucesos como el secado de 150 pozos a pesar de hallarse en época del monzón.

Las culpables de la lluvia roja en Kerala, vistas a 100X. Su diámetro máximo era de 10 micras. Fuente: Louis & Kumar (2006).
Dos científicos del CESS (Center for Earth Science Studies) «desafiaron al diablo» y se desplazaron inmediatamente para conseguir muestras. Al día siguiente, el agua era transparente y las partículas responsables del color rojo habían sedimentado. Parecía material biológico, como esporas de algas u hongos. Se estima que en la región cayeron al menos 50 toneladas de las misteriosas partículas.
Les añadieron medio de cultivo, germinaron e identificaron al responsable de la lluvia roja: Trentepohlia, un alga verde que vive libre o simbionte de hongos en líquenes. De hecho, la mayoría de árboles, rocas e incluso postes de madera en la zona están cubiertos por líquenes en los que se ha encontrado a Trentepohlia.

Trentepohlia umbrina. Autor: F. Sarzik. Fuente: Biolib.cz
Así que concluyeron que las esporas procedían posiblemente de la región. Y no era la primera vez: 50-100 años atrás ya hubo noticias sobre lluvia roja en la prensa local. Hasta aquí casi todo el relato publicado por Kumar y col. (2002) en Earth & Space Science News.
Pero luego añaden: varios testigos sintieron un estruendo fortísimo a las 5:30 de la mañana y un intenso flash de luz en la región de la lluvia roja. Todo coincide con la descripción de un meteorito y ahora viene lo rarito…

Un meteorito sobrevolando Santa Fe, al norte de Buenos Aires (Argentina), 18 de febrero de 2014. Fuente: Informador.mx
¿Por qué habiendo una explicación tan razonable en 2002 se publicó en 2006 un artículo titulado «The Red Rain phenomenon and its possible extraterrestrial origin»?
Lo resumiré a continuación y conste que todo procede de artículos científicos en revistas serias…!!
Louis & Kumar (2006; otro Kumar distinto al de 2002), coincidieron en que el aspecto de las partículas rojas era el de células vivas y no el de polvo rojizo arrastrado por una tormenta del desierto.
Pero al estudiar las partículas e intentar teñir su material genético con bromuro de etidio llegaron a la conclusión de que no poseían ácidos nucleicos (ADN o ARN). Su hipótesis fue que podríamos estar ante el primer caso documentado de panspermia: células extraterrestres caídas en forma de lluvia roja a partir de los fragmentos de un meteorito. Me llama la atención que no sólo los autores, sino también los revisores, ignoraron los resultados anteriores sobre Trentepohlia.
Hubo que esperar 7 años más, hasta Gangappa y Hogg (2013), para que la ciencia ofreciera una explicación al misterio de las células sin ADN. En realidad todo se trataba de un problema metodológico: el pigmento rojo concentrado en las células (posiblemente un carotenoide fotoprotector) interfería en la tinción de ácidos nucleicos. Al extraerlo con dimetilsulfóxido (DMSO) consiguieron observar la señal fluorescente del ADN (usando DAPI).

Trentepohlia annulata sobre la corteza de un árbol del caucho. A-C son de la India, D-E de la R. Checa. Fuente: Bast y col. (2015).
Pero aún faltaba utilizar el ADN para confirmar la identidad del organismo y esto lo acaban de publicar Bast y col. (2015), llegando a la misma conclusión que hace 13 años: la lluvia roja de Kerala la provocó Trentepohlia. Pero lo fascinante es que la identificaron como T. annulata, una especie que no está descrita en la India pero sí en Europa. Su coincidencia genética con una cepa de la República Checa les llevó a proponer que la lluvia roja no tiene un origen local sino que las esporas fueron transportadas a lo largo de unos 7.000 km por vía aérea.
Me parece un pelín cogido por los pelos, primero porque sí hay Trentepohlia en India y segundo porque un muestreo sistemático podría descubrir T. annulata en Kerala. Los autores destacan que el marcador genético que usaron (ITS) es variable entre organismos alejados geográficamente, pero en esto no hay verdades absolutas (baste recordar la última entrada).
-Parte II: en España-

Agua de lluvia en Fuente Encalada (Zamora). Autor: Joaquín Pérez. Fuente: SINC.
En 2014 también cayeron lluvias rojas en Fuente Encalada (Zamora), tal como describe la web SINC en este enlace. Esta vez nadie le echó la culpa al diablo y tampoco pasó ningún meteorito por el lugar. SINC comenta que un vecino de otra localidad cercana (Joaquín Pérez, de Ayoó de Vidriales) recogió por curiosidad muestras de lluvia durante otoño e invierno y las envió a la Universidad de Salamanca.
Los resultados del trabajo los acaban de publicar Fernández-Lozano y col. (2015) identificando en esta ocasión al alga verde Haematococcus pluvialis. Esta especie tiene un gran interés comercial y se cultiva a escala masiva porque acumula enormes cantidades del carotenoide astaxantina en condiciones de estrés como limitación por nutrientes. Este compuesto es responsable del color rojo de Haematococcus y tiene propiedades beneficiosas para la salud (como antioxidante, antiinflamatorio, para el sistema cardiovascular, etc). Por algo se le conoce también como el «oro rojo».

Haematococcus pluvialis (100x). Autor: Eckhard Völcker. Fuente: Flickr.
En las muestras de lluvia la mayoría de células eran aplanosporas (esporas sin flagelos) aunque también encontraron células vegetativas flageladas. Haematococcus es un organismo de agua dulce y no se había descrito en la zona (no se ha encontrado, por ejemplo, en el lago de Sanabria), aunque sí en otras regiones de la península ibérica como Asturias o el norte de Portugal.
El origen de la lluvia roja de Haematococcus es un misterio, aunque los datos de vientos dominantes (de componente suroeste/noroeste durante el período de estudio) hacen suponer que las algas procedían de la fachada atlántica de la península.
Podemos echarle la culpa de estos fenómenos al cambio climático o a lo que ustedes quieran. Pero a pesar de que no se había demostrado en algas, la dispersión aérea es un fenómeno natural bien conocido en bacterias, hongos y otros seres microscópicos, por el cual éstos se dispersan de forma global. Solamente hace falta que posean una forma en el ciclo de vida capaz de resistir condiciones extremas…
Referencias: