Las diatomeas de los ahogados
Imagen de portada: fotograma de «La playa de los ahogados» (2015). Fuente: lacabecita
-Parece que lo ayudaron a ahogarse.
-¿Y eso?
-Tiene las manos atadas.
La playa de los ahogados (Domingo Villar, 2011)
Hace un mes en «Territorio Negro» de Julia en la Onda entrevistaron a Ana García Rojo (responsable de entomología de la comisaría general de policía científica), acerca de la importancia de los insectos para resolver crímenes.

Pues bien. Además de insectos Ana citó también el uso de diatomeas en estudios forenses.
Fue una mención fugaz, pero tuvo el mismo efecto que los focos de un todoterreno cegando a un conejo (siendo yo el conejo, por supuesto).
Y esa luz cegadora llevó a esta entrada que por otra parte será más bien oscura…
Las diatomeas son marcadores forenses en sistemas acuáticos. Y podría citar dos motivos principales:
>>> 1) Se encuentran de manera generalizada y abundante según la época del año en medio marino, aguas continentales y muestras de suelo.
>>> 2) Son muy resistentes. Literalmente piedritas por sus cubiertas de sílice que soportan tratamientos ácidos y tan diversas que permiten la identificación de especies.
Su empleo en patología forense no es nuevo, se llevan utilizando desde inicios del s.XX.
¿Qué información esconden las diatomeas?
Pongámonos en situación. Se trata de establecer las causas y el lugar de fallecimiento de la víctima de un crimen…
…y sobre esto las diatomeas pueden ayudar a conocer si la víctima murió por ahogamiento (e incluso donde).
Encontrar a la víctima en el agua no es indicio suficiente para saber si se ahogó. Y aunque el cadáver se descubra fuera del agua, quizás se ahogó y luego lo trasladaron.
Si la persona estaba viva habrá inhalado agua antes de morir de modo que los pulmones se encharcan.

Y la ruptura de alvéolos pulmonares permite que el agua ingrese al torrente circulatorio, diatomeas incluidas.
Luego estas se dispersan por diferentes órganos (cerebro, corazón, riñones, hígado, etc) y médula ósea.
El tamaño máximo de las diatomeas que traspasan la barrera alvéolo-capilar es de unas 110 µm e incluso superior.
Esto abarca a una enorme diversidad de géneros y estudios sobre tejidos de cadáveres en agua dulce citan entre otros a Achnanthes, Amphora, Asterionella, Campylodiscus, Cocconeis, Cyclotella, Fragilaria, Melosira, Navicula, Nitzschia, Pinnularia, etc.
La detección de diatomeas en tejidos humanos suele realizarse en órganos y en la médula ósea del fémur, previo tratamiento (con ácido nítrico, proteinasa K, etc), para eliminar la materia orgánica.
Por el contrario, si la víctima estaba muerta y la metieron después en el agua, las diatomeas pueden entrar en los pulmones, pero no existirá transporte activo al resto de órganos y médula ósea.
Si la muerte es reciente, pueden haber signos externos de ahogamiento (piel pálida, espuma en boca y nariz). Pero transcurrido el tiempo esas evidencias desaparecen y el test de diatomeas puede ser muy valioso.

Aunque las diatomeas distan mucho de ser infalibles. Influyen muchos factores como su abundancia en el medio, el tiempo transcurrido hasta la muerte, el estado del cuerpo, etc. Su concentración se reduce varios órdenes de magnitud a medida que entran en los pulmones y se dispersan en los tejidos del cuerpo…
Aún así, el test de diatomeas podría confirmar 1 de cada 3 casos de ahogamiento.
Un análisis sobre 738 víctimas en Ontario (Canadá) concluyó que las diatomeas corroboraron un 28% de ahogamientos. Y los aciertos del test estuvieron asociados con su ciclo estacional: a mayor abundancia en el medio, mayor probabilidad de encontrar diatomeas en las víctimas. Lógico.

Curiosamente, el test de diatomeas también ha servido para confirmar algunas muertes por ahogamiento en cuartos de baño y piscinas…
Para confimar un positivo se consideran, según los autores, diferentes umbrales.
Como más de 20 frústulas de diatomeas por 100 μL de sedimento extraído en 2 gr de tejido (p.ej. corazón, cerebro, riñón, hígado y médula ósea) o 20-40 frústulas en 5 gr de médula ósea, etc.
Dichos valores pueden variar según el tejido analizado y no existe un criterio estándar para toda la comunidad forense.
La biología molecular (secuenciación de genes ribosomales y mitocondriales) también se ha incorporado recientemente a la identificación de plancton en estudios forenses.
En este caso, además de las diatomeas, la presencia de algas verdes y cianobacterias permite obtener resultados positivos (incluso en ocasiones donde han fallado las diatomeas).
Por otra parte, la diversidad y composición de diatomeas en tejidos humanos puede indicar el posible escenario del crimen al relacionar las muestras de agua o suelo con las de la víctima.
Lo mejor es ilustrarlo con casos reales donde las diatomeas jugaron un papel fundamental…
Y en Diatoms and homicide (Pollainen, 1998) tenemos ejemplos muy truculentos ya les aviso…

- Un niño de 5 años en el fondo de un lago. La médula ósea del fémur reveló dos diatomeas características también presentes en muestras del lago junto al cadáver. Al final su padre confesó el asesinato.
- Los restos carbonizados de una adolescente en una maleta abandonada en un aparcamiento. Pues bien. Se encontraron diversas diatomeas en la médula ósea del fémur y seno maxilar revelando la muerte por ahogamiento.
- Un transexual de 38 años fallecido en una bañera llena de agua y jabón. En su médula ósea femoral descubrieron cuatro tipos de diatomeas iguales a las de la bañera. Tenía lesiones de estrangulamiento pero le ahogaron bajo el agua.
- El cadáver de una joven de 25 años en avanzado estado de descomposición en un bosque. Observaron diatomeas en la médula ósea femoral propias de suelo terrestre. La exploración en la zona donde apareció el cadáver descubrió diatomeas idénticas en charcas temporales del bosque. La habían apuñalado pero murió en una zanja con agua.
Pero las diatomeas no sólo se estudian en el cuerpo de las pobres víctimas. La ropa y el calzado pueden conservar células adheridas con las que relacionar a un sospechoso ¡con el escenario del crimen!
Agradecimientos: a Patricia Quintas (IEO Vigo) que me avisó de la entrevista en Julia en la Onda en cuanto escuchó lo de las diatomeas.
Referencias:
- Auer A. Qualitative diatom analysis as a tool to diagnose drowning. Am J Forensic Med Pathol 12: 213-218 (1991).
- Levkov Z. y col. The use of diatoms in forensic science: advantages and limitations of the diatom test in cases of drowning. En: Williams M. y col. (eds). The Archaeological and Forensic Applications of Microfossils: A Deeper Understanding of Human History. The Micropalaeontological Society, Special Publications. Geological Society, London, 261–277 (2017).
- Pollainen M.S. Diatoms and homicide. Forensic Sci Int 91:29–34 (1998).
- Verma K. Role of Diatoms in the World of Forensic Science. J Forensic Sci 4:2 (2013).
- Zhou Y. y col. Research advances in forensic diatom testing. Forensic Sci Res 5:98-105 (2020).