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Homo empathicus

«The economy, stupid» (James Carville, Partido Demócrata EEUU, campaña presidencial de 1992)

«Drill, baby, drill» (Michael Steele, Convención Nacional del Partido Republicano EEUU, 2008)

«If you find yourself in a hole, the first thing to do is stop diggin’ » (proverbio texano)

Si observan el contador de CO2 atmosférico en el blog (abajo, derecha), comprobarán la preocupante aceleración del incremento anual respecto a 2014 y 2015. Esto significa que la subida de CO2 será de (al menos) 40 ppm en la próxima década multiplicando por 4 la tasa entre 1965-1974.

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Malé (70.000 habitantes). Capital de Maldivas, uno de los países más amenazados por el aumento del nivel del mar debido al cambio climático. Autor y Fuente: Yann Arthus-Bertrand

Caminamos la senda del peor escenario previsto por el IPCC y los 600 ppm a mediados de siglo que vaticinó Al Gore (montado en un elevador en «Una verdad incómoda«) serían acertados o superados.

Si esta tendencia no cambia pronto los objetivos de la reciente cumbre del clima (París, 2015) están abocados al fracaso: limitar el calentamiento a 2ºC respecto a la época pre-industrial era un objetivo de «mínimos» pero a este paso ni eso.

A mediados de los 70′ no se hablaba del cambio climático.

Solo algunos científicos concienciados del deterioro del planeta como Enrique Balech se preocupaban de un debate de plena actualidad en este nuestro siglo XXI.

Reconocer la magnitud del problema ha sido y es aún difícil para nuestros gobernantes. Así, en mi país:

  1. «Es un asunto [el cambio climático] sobre el que hay que estar muy atentos, pero no lo podemos convertir en un gran problema mundial» (Mariano Rajoy, candidato al gobierno de España, 2007).
  2. «El cambio climático es el mayor reto medioambiental al que nos enfrentamos y nos obligará a plantearnos grandes desafíos sociales y económicos» (M. Rajoy, presidente de España, 2015)

En 1978, en la introducción de «Geocidio: la destrucción del planeta», Enrique Balech escribió: «La amenaza que el hombre representa para sí mismo y para la Naturaleza toda es lo que pretende analizar este libro». Los problemas que enumeró Balech asociados a la explosión demográfica del s.XX eran los siguientes:

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Estación perforadora de agua en Jonglei (Sudán del Sur). Autor y Fuente: Yann Arthus-Bertrand

  1. Dificultad de obtener alimento y agua potable.
  2. Dificultades en su distribución.
  3. Obtención de fuentes energéticas y recursos no renovables.
  4. Problemas urbanos.
  5. Eliminación de desechos y preservación del medio ambiente para el desarrollo de la biosfera.
  6. Preservación de comunidades naturales y de espacios para la recreación y educación humana.

Las crisis que vislumbraban estudiosos como él estaban asociadas a mantener una población mundial que se calculaba que llegaría a 7.000 millones entre 2005-2010 (se alcanzó en 2011), sin destruir la biosfera de la que dependemos y formamos parte.

A todos estos problemas se ha unido hoy el cambio climático. Sobre él, Balech avanzó lo siguiente:

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Campo de extracción de crudo de Spindletop (Texas, EEUU) a comienzos del s.XX. Fuente: NY Times

«La atmósfera está recibiendo una sobrecarga de muchos elementos extraños […] La principal fuente es la combustión de combustibles fósiles […] Afortunadamente la naturaleza tiene mecanismos reguladores que retiran del aire buena parte del CO2 agregado. Los principales son: fotosíntesis por los vegetales clorofílicos terrestres y acuáticos, absorción por las masas líquidas, en especial el mar, y reacciones químicas diversas […] Los grandes recolectores de CO2 son, empero, los océanos, que tienen unas 60 veces más CO2 que la atmósfera. Ellos pueden responder al aumento atmosférico con mayor tasa de absorción […]».

«Los análisis minuciosos de la atmósfera, efectuados en sitios muy distantes revelan que esos mecanismos de regulación del CO2 han sido desbordados, de manera que, para fines de siglo, la cantidad de CO2 habrá aumentado en alrededor del 18%. No es fácil predecir los efectos de tal aumento […] No mediando otros factores el aumento predicho produciría un ascenso perceptible de la temperatura media de las capas inferiores de nuestra atmósfera (tropósfera) que podría llegar a unos 2ºC […]».

«Muchas de las partículas que van al aire forman humos. Otras […] sirven de núcleos de condensación de vapor de agua […] ¿Cuál de los dos efectos predominaría, el frigorífico por opacidad de la atmósfera o el calorífero por aumento de CO2? En este momento la respuesta es más una cuestión de opinión personal que una conclusión científica. Pero una cosa es cierta: el hombre está produciendo condiciones para cambios climáticos que no sólo no puede controlar, sino tampoco predecir y cuyas consecuencias ignora».

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Deforestación en Borneo (Indonesia) para plantación de palma. Autor y Fuente: Yann Arthus-Bertrand

Las estimaciones de aumento del CO2 que citó Balech eran bastante acertadas y él mismo pudo comprobar décadas después el calentamiento gradual del planeta.

El egoísmo, despilfarro y manejo irresponsable de los recursos destruía la Naturaleza a un ritmo nunca visto. Si la humanidad no hacía propósito de enmienda Balech proponía llamar a nuestra especie Homo stultus (en latín: necio y fatuo).

El panorama que dibujaba, con las claves sociales y tecnológicas de los años 70′, era francamente desolador y comprendo su pesimismo. La primera crisis del petróleo de 1973 estaba reciente y llegaría otra en 1979 demostrando la fragilidad de nuestra dependencia cuasi-total de los combustibles fósiles.

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La ciudad atómica (y abandonada) de Pripiat, cerca de Chernóbyl (Ucrania). Autor y Fuente: Yann Arthus-Bertrand

Todo apuntaba hacia el progresivo agotamiento de las reservas de petróleo en las próximas décadas y luego qué? Las fuentes de energía no eran renovables. La construcción de centrales nucleares mantenía esperanzas para un abastecimiento barato y ¿limpio? de energía.

Luego, los accidentes de Three Mile Island (1979), Chernóbyl (1986) y más recientemente Fukushima (2011) minaron, con razón, la confianza y el desarrollo de las nucleares (salvo en Francia).

El s.XX supuso un gran avance para una parte de la humanidad a pesar de las devastadoras guerras mundiales, gracias al desarrollo de las comunicaciones eléctricas, la industria de los derivados del petróleo y el motor de combustión interna, entre otros logros.

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Residencial en Singapur. Autor y Fuente: Yann Arthus-Bertrand

Pero el reparto de este progreso ha sido muy desigual y el 40% de la humanidad sobrevive con menos de 2 dólares al día. Ustedes y yo pertenecemos seguramente a un grupo privilegiado con acceso a medios de transporte, sanidad, alimentación y redes de comunicación e información global (internet).

Vivimos en países cuya gestión de los recursos permite que nuestras vidas tengan esperanzas de un futuro mejor, un derecho básico y común a todas las personas.

El problema se agrava porque somos más de 7.300 millones en un planeta con recursos limitados.

O no tan limitados y quizá sólo hemos ido en la dirección equivocada…?

blue holeQue no arrastremos a un abismo a la humanidad depende de nuestra inteligencia, tecnología y de la distribución justa de recursos a todas las personas. Debemos afrontar la urgencia de cambiar el rumbo antes de que sea demasiado tarde.

El gran reto de este siglo es un desarrollo sostenible, frenar el cambio climático y hacer realidad el sueño de una mejor calidad de vida a todos los continentes por igual.

«El mundo es nuestro ¿y ahora, qué hacemos?» (Planet Ocean, Y. Arthus-Bertrand & M. Pitiot, 2012)

Lo que Balech no podía incluir en la ecuación de 1978 fueron los rápidos avances tecnológicos asociados a las fuentes de energía renovables y las redes de comunicación por internet.

Tras leer «La Tercera Revolución Industrial» (2011) del economista estadounidense Jeremy Rifkin, me ha ganado el optimismo de su visión sobre la estrategia de la TRI para contrarrestar el cambio climático en el s.XXI. Su razonamiento relacionando el sistema económico con los ritmos de la Naturaleza y la necesidad de recuperar nuestra conexión con la biosfera me ha parecido de una belleza y lógica fascinantes.

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Jeremy Rifkin. Fuente: Solar Canada

Frente al paradigma actual de la generación y distribución de la energía centralizada y jerárquica, Rifkin plantea una economía distribuida. Transformar en los próximos 50 años nuestro acceso a la energía integrándola en internet, de modo que cada uno de nosotros participemos en la generación y distribución de energías renovables.

Para ello hay que digitalizar la red, pero no para que las empresas eléctricas monitorizen nuestro consumo, sino para gestionar la generación y distribución de nuestra propia energía.

Se trata de relegar los combustibles fósiles, las grandes instalaciones centralizadas y sus costes de distribución para fomentar energías renovables (eólica, solar, geotérmica, mareas) generadas de manera barata, local y distribuida entre particulares.

Rifkin postula 5 pilares básicos para que la TRI funcione:

  1. La transición hacia la energía renovable.
  2. Convertir los edificios en microcentrales eléctricas.
  3. Sistemas de almacenamiento energético, dado que las renovables son de flujo intermitente.
  4. Usar internet para transformar la red eléctrica en una «interred» de energía compartida.
  5. Vehículos eléctricos capaces de comprar y vender electricidad en dicha «interred».
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Generador eólico local (San Sebastián, España). Autor: Patrick Charpiat. Fuente: Wikimedia Commons

Su asesoramiento a la Unión Europea durante los últimos 15 años contribuyó sobremanera a una declaración del parlamento europeo sobre energía y economía de la que extraigo el siguiente párrafo:

«In the 21st Century, hundreds of millions of human beings will be generating their own green energy in the homes, offices and factories, and sharing it with one another across distributed intelligent electricity networks — an Intergrid — just like they now create their own information and share it on the Internet.»

«The Third Industrial Revolution will have as significant an impact in the 21st Century as the First Industrial Revolution had in the 19th Century and the Second Industrial Revolution in the 20th Century. […] The EU Parliament endorsed the Third Industrial Revolution as the long-term economic vision and development model for the member states in a formal declaration passed in June 2007.»

La UE y Alemania son alumnos aventajados en este momento. Alemania cuenta con la mayor capacidad fotovoltaica en Europa (sólo superada por China), y su capacidad de generación de 40 Gigavatios es 4 veces superior a la energía nuclear, que irán retirando hasta su cierre previsto en 2022 (El periódico de la energía).

Aún hay más. El año pasado el 41% de las nuevas instalaciones de auto-consumo solar en Alemania ya estaban equipadas con baterías para el almacenamiento de energía residencial. Ello permite que en verano la energía solar en días laborables cubra hasta el 35% de la demanda eléctrica (y casi el 50% los fines de semana: monsolar.com).

En la TRI y la nueva «era poscarbónica» del s.XXI cobra especial importancia la renovación del sistema de educación.

Abandonar el «yo solitario» e incorporar las experiencias compartidas y un modelo colaborativo y de distribución de tareas entre los estudiantes ayuda a fomentar la empatía y la participación activa en el aprendizaje.

La experimentación directa de la Naturaleza es muy importante para recuperar nuestra conexión con la biosfera y mejorar también nuestra empatía hacia el resto de criaturas con las que compartimos el planeta.

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Vertedero de basura en Sto. Domingo (Rep. Dominicana). Autor y Fuente: Yann Arthus-Bertrand

No podemos esperar que las generaciones futuras se ocupen de preservar la Naturaleza si no les damos los valores necesarios desde muy temprano. En esto Rifkin destaca, cómo no! al modelo educativo de Finlandia.

Al igual que Balech, pero con un matiz más optimista, Rifkin propone que la especie Homo sapiens debe dar paso al Homo empathicus y adecuar la actividad económica humana a los ritmos y periodicidades de la biosfera.

La basura, que sólo genera nuestra especie, es otro grave problema medioambiental que requiere de un cambio de actitud e integrar el reciclaje a todos los niveles en nuestras actividades diarias.

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Coelastrum microporum. Clorofíceas de este género se están usando en proyectos relacionados con el reciclaje de residuos urbanos (El País: 13-III-2012). Autor: C.F. Carter. Fuente: Algaebase

Pero este de la basura y el reciclaje es un tema tan importante que prefiero dedicarle una entrada aparte y en el que las algas, hoy ausentes, quizás nos podrán ayudar.

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Gigafactoría de Tesla. Funcionará en colaboración con Panasonic y otras empresas. Fuente: TESLA

Para terminar, un ejemplo de negocio enfocado hacia los objetivos de la TRI podría ser la empresa estadounidense Tesla motors.

Su objetivo declarado es inundar el mercado de vehículos eléctricos para forzar un cambio en la industria del automóvil.

La apuesta es arriesgada, aún es elitista adquirir uno de sus coches, pero sus ambiciosos planes de producción son de 500.000 vehículos hacia finales de la presente década.

Para ello acaban de inaugurar el pasado 29 de julio una gigafactoría de baterías en Sparks (Nevada, EEUU).

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Elon Musk, fundador de Tesla. Fuente: ffbsccn

Tesla no se limita a fabricar coches eléctricos, sino que incluye en su oferta la energía residencial, con baterías asociadas a paneles solares (Powerwall) para almacenar energía y gestionar el consumo eléctrico a nivel doméstico.

En este sentido, hace unos días se publicaba la noticia de la adquisición de SolarCity (suministradora de placas solares a particulares) por parte de Tesla, para crear una compañía de energía sostenible integrada (El Mundo, 01-VIII-2016).

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Parque Nacional del Este (Rep. Dominicana). Autor y Fuente: Yann Arthus-Bertrand

Espero que muchas de las iniciativas de esta nueva economía verde fructifiquen a pesar de las reticencias del «viejo lobby energético» y ofrezcan de verdad la solución al problema medioambiental que nosotros mismos hemos creado.

Tal y como dice Rifkin: «si esta no es la solución, cuál es? No me parece que haya un plan B« (afinidadelectrica.com).

Referencias:

-Balech E. Geocidio: La destrucción del planeta. Ed. De La Flor, 301 pp (1978).
-Rifkin J. La tercera revolución industrial. Paidós, Espasa Libros, 397 pp (2011).

 

 

 

 

 

 

Profesor por encima de todo

Balech

Enrique Balech (1912-2007), Sherkin Island, 1989. Autor: Santi Fraga. El cuadro anterior es de Carlos Pfeiffer

 

De mi niñez campesina conservo recuerdos imborrables. El aroma de las lilas al comenzar la primavera. El peculiar olor de la jarilla del monte […] el vuelo de las golondrinas en lo alto, o rasantes al agua, que no me cansaba de admirar […] el hielo de las frías mañanas de invierno […] Muchos, muchos recuerdos, sensaciones inolvidables de la vida en una pequeña región de la tierra, no particularmente dotada.

Enrique Balech (Geocidio, 1978)

Si buscan «balechii» en la base de datos AlgaeBase, obtendrán 15 resultados de especies o variedades (principalmente dinoflagelados) dedicadas a Enrique Balech. También hay un género de dinoflagelados, Balechina (con 3 especies).

Pronto aparecerá una especie más: Gambierdiscus balechii (Fraga y col. 2016), un dinoflagelado bentónico tóxico aislado en el mar de Célebes (Indonesia), que mi colega Santi Fraga quiso dedicarle igualmente. Todo lo anterior es poca cosa comparado con los aportes taxonómicos de Balech: la creación de 2 familias, 12 géneros, 1 subgénero, 196 especies, 23 subespecies y variedades.

Este eminente científico argentino publicó unos 110 artículos desde los años 40′ hasta su último trabajo, aparecido a título póstumo en 2008, sobre la biogeografía del mar argentino.

Las cifras dan idea de su legado pero no permiten entender por qué se les ilumina la mirada y se deshacen en elogios quienes le trataron. Hoy me atrevo a decir que los que consultaban sus trabajos o colaboraban en la distancia, al conocerle quedaban prendados de sus cualidades humanas. Afable y dispuesto a compartir su conocimiento, con un punto de ironía muy especial tal como descubren las cartas que he leído de él –Un sabio humilde que estudiaba el plancton con medios muy limitados–

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Tanque Estación en Telén. Alimentaba de agua a las locomotoras de vapor y los tanques de los vagones de pasajeros, había uno en cada estación de la línea. Autor: Naim A. «Fito» Díaz. Fuente: Telén La Pampa

Enrique Balech nació en Telén, una colonia francesa en la provincia de La Pampa, en el seno de una familia de inmigrantes (de origen francés, claro), dedicados principalmente al comercio.

Como anécdota, siendo niño aprendió a montar a caballo y practicaba juegos tales como saltar en marcha de una montura a otra. Él mismo se lo confió a Santi Fraga en Sherkin Is. (Irlanda) durante un taller de fitoplancton después de haberse subido a un caballo con 77 años !!

Los trabajos de Enrique Balech le brindaron un gran reconocimiento internacional. No me extenderé: sus colaboraciones y el asesoramiento a especialistas de todo el mundo ya los glosaron Akselman (2008) y Akselman, Steidinger & Fraga (2008).

Sin embargo (tal como citaba 5seccion.com en el 100 aniversario de su nacimiento), su valía y prestigio como investigador (primero en el MACN de Buenos Aires y luego en el Instituto de Investigaciones Malbrán) no le evitaron represalias durante los primeros gobiernos peronistas. Ni a él ni a otros colegas suyos como Bernardo Houssay y César Milstein (premios Nobel en 1947 y 1984 de fisiología o medicina), que fueron descendidos a tareas de ordenanza.

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Escuela Normal Superior «José Manuel Estrada» en Necochea. Balech dio clases aquí durante 2 décadas. En su recuerdo, el laboratorio lleva su nombre. Fuente: Web

Otros aceptaron puestos en el extranjero pero Enrique Balech permaneció en Argentina y ejerció en el campo de la enseñanza durante más de 20 años en colegios de Buenos Aires y Necochea. No abandonó su actividad investigadora y cuando se jubiló pasó a ser según sus propias palabras «full time researcher«.

En Necochea conseguí localizar por email a la profesora María del Carmen Fonalleras, quien le recuerda así: «Fue una persona noble. Él era amigo de mi padre, recuerdo sus charlas, claras, con un vocabulario impecable, con un criterio único y de ideas muy avanzadas.

Los alumnos hoy personas grandes, lo recuerdan como un profesor con todas las letras y con una didáctica que iluminaba sus mentes. Sumando a esto, a él no le gustaba que le dijeran Biólogo o Dr, para él, el título de Profesor era más importante».

Gracias a María pude contactar con antiguos alumnos de Balech, como Juan Néstor Sosa y Hilda Agout.

Juan me habló así de él: «Yo fui un alumno de secundaria, egresé en el año 1960. Lo tuve en Merceología. Hoy con 73 años lo recuerdo con mucho cariño puesto que para mí fue el mejor profesor que conocí […] con él no hacía falta comprar ningún libro de texto, era suficiente con prestarle atención y su clase era altamente comprensible y entendible. Y como dato, le comento que con él, no había necesidad de que tenga que llamar la atención, no volaba una mosca.» Además, ya en lo personal: «Siempre fue una persona ajena totalmente al deseo material que nos sume las generaciones. Siempre caminando por las calles de Necochea, y cuando estaba bien con su señora esposa, ella del brazo de él […] era una persona que materialmente podría haber tenido mucho. Que yo sepa no se le conoce que jamás compró un auto.»

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Estación Hidrobiológica de Puerto Quequén (EHPQ). Fuente: MACN

Hilda compartió este recuerdo: «Le contaré algo que nos pasó cuando cumplimos 25 años de egresados del Colegio Nacional de Necochea, decidimos reunirnos en nuestro colegio e invitar a los profesores de aquella época. Por supuesto contamos con la presencia del Profesor Enrique Balech que amablemente en un salón nos dio una clase simbólica de la materia que nos había dictado en aquellos años de nuestra juventud. Fue algo inovidable, además de la emoción de verlo nuevamente.»

Durante décadas Enrique Balech se organizó para trabajar entre el gabinete de su casa en Necochea y la Estación Hidrobiológica de Puerto Quequén (MACN).

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Lámina 16: dinoflagelados del género Histioneis y Citharistes. Fuente: Los dinoflagelados del Atlántico Sudoccidental (Balech, 1988).

La mayor parte de sus investigaciones las desarrolló él mismo en su casa, con ayuda de un antiguo microscopio al que acopló una cámara de dibujo casera. Sobre esto escribió Matt Murphy (director de la Estación de Sherkin Is.), a finales de los 80′ [trad.]:

(Le pregunté si tenía un microscopio moderno. Sonriendo, dijo: «utilizo el mismo desde hace 50 años, pero necesitaría una máquina de escribir, la que tengo no es buena.» Comentó que dibujaba mucho observando el fitoplancton porque los dibujos permiten recoger gran cantidad de detalles; en las fotografías uno se pierde muchas cosas. Fabricó su propia cámara clara con una cuerda, un espejo, una lata y piezas de madera.

A medida que me hablaba comencé a pensar en la cantidad de científicos de todo el mundo que trabajaban con microscopios que costaban miles y miles de libras, y que le habían enviado especímenes para que se los identificase).

En sus estudios de microplancton Balech examinó muestras de todos los océanos.

 

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La prolongación de la derecha es una cámara clara que permite observar tanto la preparación como el papel para dibujar los organismos. La de Balech era de fabricación casera, adaptada al objetivo del microscopio. Autor: F. Rodríguez

Por citar ejemplos, hasta la década de los 80′ describió el 60% de los dinoflagelados antárticos válidos en la región, demostrando el endemismo de los mismos.

En los 60′, con la Universidad A&M de Texas que solicitó su colaboración para el estudio del Golfo de México, amplió de 76 a 262 las especies conocidas en el área.

Antes, a finales de los 50′, a raíz de una estancia en el Instituto Oceanográfico Scripps de California, describió los géneros de dinoflagelados Fragilidium y Scrippsiella (dedicado a Scripps y que pueden ver aquí acompañadas de un «enorme» y colorado Protoperidinium).

En las últimas décadas de su carrera (y de vida, porque ambas fueron de la mano en su caso), Balech se centró en los dinoflagelados, en particular en las especies tóxicas. En 1973 alertó sobre la posibilidad de que en Argentina se produjeran intoxicaciones en humanos por consumo de bivalvos y en 1980 fue el primero en reconocer la causa de unas intoxicaciones mortales y el organismo responsable.

Les resumo el episodio según Carreto y col. (1981):

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Distribución de células móviles (M), quistes (A) y tecas vacías (T) de Alexandrium catenella. Fuente: Carreto y col. (1981)

«…El 21 de noviembre de 1980 murieron dos pescadores del buque Constanza al ingerir mejillones recogidos frente a la península de Valdés. Balech informó que la sintomatología y las declaraciones de uno de los compañeros de los fallecidos –que sufrió trastornos graves tras comer 2 mejillones– hacían sospechar un envenenamiento por saxitoxina, producida por dinoflagelados del género Gonyaulax.

Se decretó la prohibición total de explotación y consumo de moluscos en la región y el INIDEP envió muestras a Balech. Sus sospechas se confirmaron tras el análisis, identificando al responsable como Gonyaulax excavata (=Alexandrium catenella). Poco después, el 2 de diciembre, se avistaron animales muertos (cachalotes, peces y muchos pingüinos), en las inmediaciones de la Península de Valdés…»

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Alexandrium catenella. Dibujos originales de Balech publicados en su monografía de 1995. Fuente: Santi Fraga

El propio Balech relató el suceso en una carta (18-VIII-1982) a Santi Fraga y Francisco J. Sánchez del IEO de Vigo: «En la primavera de 1980 una lancha pesquera localizó por accidente un buen banco de mejillones frente a península Valdés (aprox. 42ºS) bastante lejos de la costa.

Un par de tripulantes decidieron comer de ese mejillón inmediatamente y murieron aproximadamente después de una media hora de la comida. Las investigaciones que entonces iniciamos permitieron obtener G. excavata (=Alexandrium catenella) que, aunque poco abundante a la sazón, era evidentemente el causante de la toxicidad.

Dos jóvenes del Instituto de Mar del Plata, discípulos míos, pudieron obtener cultivos y estudiar sus quistes que mostraron alta toxicidad.

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Placas tecales del género Alexandrium. Dibujos originales de Balech publicados en su monografía de 1995. Fuente: Santi Fraga

Ese estudio resultó muy importante porque, conociendo bien los quistes, pudieron ser luego identificados y encontrados formando casi toda la película superficial del sedimento de la región de este banco de Mytilus. Esta comprobación nos hizo temer la repetición del fenómeno en la primavera siguiente, lo que efectivamente ocurrió pero en un área mucho más amplia […] Por suerte se tomaron con anticipación las medidas adecuadas, entre otras una veda oportuna […] De dónde salió? No lo sabemos: hasta ahora no habíamos hallado esa especie ni hay registros oficiales de intoxicaciones en la Argentina por saxitoxina o tóxicos semejantes. Intoxicaciones en el sur de Chile y, quizás, extremo sur de mi país, se deben a G. catenella, por lo tanto, sin relación directa con la del norte de Patagonia.»

Los análisis de toxinas en los mejillones del Constanza y en el mismo banco natural casi un mes después de las intoxicaciones arrojaron valores más de 500 y 100 veces superiores, respectivamente, a los límites máximos permitidos para consumo humano (los límites se fijaron a raíz de aquel suceso). El estudio posterior de los hepatopáncreas de los mejillones detectó la presencia de quistes de G. excavata.

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Detalle de placas sulcales en Alexandrium. La primera vez que vi esto casi me quedo loco. Fuente: Balech (1995)

El estudio del dinoflagelado responsable de esta intoxicación impulsó su monografía mundial del género Alexandrium en 1995, uno de los principales resultados de esta etapa, que facilitó información esencial para poder identificar y diferenciar las especies de dicho género, algunas de las cuales (como hemos visto) pueden ocasionar intoxicaciones fatales.

Antes de que Balech se ocupase de él, la validez del género Alexandrium estaba en entredicho. Pero insistió durante años hasta conseguir muestras de la especie tipo Alexandrium minutum en su localidad original (Alejandría, Egipto), para redescribirla en 1989 y confirmar la validez del género.

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No es un manual de IKEA sino Alexandrium minutum (células completas e identificación de las placas ilustrando su variación). Fuente: Balech (1989)

La impresionante imagen del «desguace» de A. minutum habla por sí sola de su trabajo. De paso señaló que Alexandrium ibericum (descrita por él), era la misma especie. Enrique Balech hablaba así de su criterio taxonómico en la última carta que leí de él, fechada el 25-X-2002, dirigida a Santi Fraga:

«En los casos de especies algo dudosas prefiero ser un «splitter» […] Si se comprueba que organismos tratados como especies distintas son, en verdad, una sola, no hay daño: reunimos los datos y terminado el problema. En el caso inverso, si la equivocación se mantiene cierto tiempo e interin se publicaron varios trabajos, ya no sabemos qué datos (por ej. de distribución, requerimientos ecológicos, toxicidad, etc) corresponden a cada taxón. Para el no taxónomo es mucho mejor meter lo más posible en la misma bolsa, simplificando al máximo la tarea identificadora; nada de andar perdiendo el tiempo buscando plaquitas escondidas ni poros evanescentes».

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Ornithocercus thumi. Fuente: Los dinoflagelados del Atlántico Sudoccidental (Balech, 1988).

La «opera magna» de Enrique Balech fue el trabajo sobre los dinoflagelados del Atlántico Sudoccidental, publicado en 1988 (con una década de retraso por falta de financiación), en una edición especial del Instituto Español de Oceanografía, gracias a la iniciativa de Santi Fraga.

Además de los artículos científicos, Enrique Balech publicó «Geocidio», un libro de 1978 donde exponía su preocupación sobre el futuro y la sostenibilidad del planeta. Merece la pena extenderse sobre él y revisar lo que vaticinaba en una próxima entrada…

Agradecimientos:

A la Escuela Normal Superior «José Manuel Estrada» en Necochea, por su colaboración y disponibilidad que me permitieron contactar y recoger los testimonios de Mª del Carmen Fonalleras, Juan Néstor Sosa y Hilda Agout. A todos ellos muchas gracias por sus emocionantes mensajes sobre el profesor Balech. También debo agradecer a Santi Fraga la enorme cantidad de información que me facilitó, tanto escrita como sus recuerdos personales. Sin todo esto no habría podido elaborar esta entrada tal y como deseaba y merecía la ocasión. Lo bueno de los blogs es que son revisables. Pido disculpas si he omitido detalles importantes o cometido algún error, en cuyo caso agradeceré cualquier comentario que sirva para corregir o ampliar los datos que aquí presento.

Referencias:

-Akselman R. In Memoriam Enrique Balech. Rev. Invest. Desarr. Pesq. 19: 81-88 (2008).
-Akselman R. y col. Obituary Enrique Balech (1912-2007). Harmful Algae 7:713-716 (2008).
-Balech, E. Los dinoflagelados del Atlántico Sudoccidental. Publ. Espec. Inst. Español Oceanogr. 1: 310 pp. (1988).
-Balech, E. Redescription of Alexandrium minutum Halim (Dinophyceae) type species of the genus Alexandrium. Phycologia 28: 206–211 (1989).
-Balech E. The genus Alexandrium Halim (Dinoflagellata). Publ. Sherkin Is. Mar. Station, Sherkin Island, Co. Cork, Ireland, 151 pp. (1995).
-Caríssimo M.S. y col. Ecosistemas acuáticos. Ministerio de Educación de la Nación, 150 pp. (2013).
-Carreto J.I. y col. Los fenómenos de marea roja y toxicidad de moluscos bivalvos en el mar argentino. INIDEP, contribución 399, 93 pp. (1981).
-Fraga S. y col. Gambierdiscus balechii sp. nov (Dinophyceae), a new benthic toxic dinoflagellate from the Celebes Sea (SW Pacific Ocean). Harmful Algae (in press).
-Web 5Sección.com : http://www.5seccion.com/2012/08/100-anos-del-nacimiento-del-profesor.html