La novia cadáver
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Un cangrejito ermitaño en el intermareal de Monte Lourido (Nigrán).
Autor: F. Rodríguez |
Los cangrejos ermitaños nos resultan simpáticos con sus conchas prestadas. Viven en casas diminutas y cada cierto tiempo tienen que mudarse…(me suena de algo)
Pues sepan ustedes que las algas también pueden crecer sobre otros seres vivos (ó aprovechando lo que quede de ellos) como copépodos, otras algas, ciliados, etc…
Sin más dilación sumerjámonos en el primer ejemplo ilustrado con imágenes tomadas en el Pacífico, durante la campaña 6 del proyecto Malaspina. Conste que cuando hice estas fotos me pareció muy chulo pero no tenía ni idea de quienes eran.
A la izquierda vemos el caparazón estrecho (y vacío) de un ciliado tintínido. Ése caparazón (lórica) está formado principalmente por proteínas. En la imagen derecha vemos una lórica parecida asociada con una diatomea. Después de buscar en la literatura científica me atrevería a decir que es el consorcio del ciliado Salpingella subconica y la diatomea Fragilariopsis doliolus. Corríjanme si me equivoco…
En los mapas se sitúan las estaciones de muestreo a las que pertenecen cada imagen durante la campaña 6 de Malaspina en el B.O. Hespérides (Honolulu-Cartagena de Indias, junio 2011). |
Las imágenes están hechas en vivo y con luz visible. Pero podríamos ver solamente al organismo fotosintético: en esta imagen de epifluorescencia observamos la fluorescencia roja de los cloroplastos de la diatomea, emitida por la clorofila a.
El beneficio de este consorcio se supone que es mutuo: los ciliados se adhieren a las diatomeas para aumentar su tamaño y protegerse mejor de algunos predadores. Y también se ha demostrado que así mejoran su eficacia para capturar alimentos.
Por su parte la diatomea gana movilidad en la columna de agua gracias a «navegar» con el ciliado y puede llegar a zonas con mayor cantidad de nutrientes e incluso aprovechar aquellos excretados por el propio ciliado. Ése acceso a los nutrientes resulta crucial en océano abierto, como era este caso.
¿Qué ocurre cuando muere el ciliado? yo diría que la diatomea sigue su vida y no mira atrás…
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«La novia cadáver», de Tim Burton & Mike Johnson (2005) …Famosa por su dueto al piano de «ultratumba»… |
Y esto nos conduce al segundo ejemplo, el de «la novia cadáver»…
Su «novio» es Solenicola setigera, un organismo unicelular heterótrofo, y «la novia cadáver» es un tubo de sílice vacío, identificado como los restos de una diatomea: Leptocylindrus mediterraneus.
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Leptocylindrus mediterraneus y Solenicola setigera. Autora: Soluna Salles (IEO Málaga). Fuente: PlanktonNet |
En esta imagen Solenicola está fijado con Lugol y por eso lo vemos de color dorado, pero no tiene pigmentos. En la imagen inferior lo vemos en una imagen en vivo…
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L. mediterraneus y S. setigera, fotografiados también en la campaña 6 Malaspina (St. 119). Autora: Dolors Blasco. |
Esta curiosa asociación se conoce desde comienzos del s.XX.
Pero no se supo qué organismo era Solenicola setigera hasta la secuenciación de sus genes ribosomales en 2011. Entonces se descubrió que Solenicola era el primer ejemplo de un grupo de protistas abundantes en los océanos, conocidos como MAST-3, del que solo teníamos sus secuencias genéticas.
Por ello temporalmente se habían identificado con ése acrónimo (MArine STramenopiles grupo 3. Existen hasta 12…). Las estramenópilas (ó protistas heterocontas) como Solenicola pertenecen al mismo filo taxonómico que las algas pardas (como las diatomeas), pero incluyen también a seres heterótrofos como los hongos acuáticos…
Lo más alucinante es que Solenicola no se limita a vivir epífito sobre los restos de la diatomea y parece controlar de algún modo el crecimiento del tubo de sílice.
¿¿Pero cómo podría crecer el tubo sin la diatomea??
Éste es el primer gran misterio que se encontraron Gómez y col (2007) en muestras de regiones árticas y ecuatoriales del Pacífico. El segundo es que nunca aparecieron cadenas vivas de Leptocylindrus mediterraneus: solo había frústulas vacías y Solenicola…
Es más…¿existe siquiera la diatomea? les reto a que intenten localizar un cultivo de Leptocylindrus mediterraneus en cualquier colección de microalgas ó siquiera una secuencia genética. Porque yo al menos no la encontré y es que existen muchas dudas acerca de la naturaleza de esa cadena de sílice hueca que navega cual «fantasma» bajo el nombre actual de L. mediterraneus…
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Sobre este asunto, más que a un taxónomo, habría que consultar a Iker Jiménez y Carmen Porter… |
En el Atlántico norte se han descrito también cianobacterias y picoeucariotas viviendo en el mucus que cubre la frústula, así que parece que el consorcio puede incluir a más organismos, fijadores de nitrógeno atmosférico como Synechococcus.
Y esto nos lleva al tercer ejemplo: las cianobacterias y bacterias heterótrofas asociadas a dinoflagelados no fotosintéticos como Ornithocercus. Se trata de «ectosimbiontes», ya que no viven dentro de la célula del dinoflagelado sino en las listas cingulares, «adornando» la corona de Ornithocercus. No se conocen los beneficios de esta asociación: quizás aporta al dinoflagelado una fuente «extra» de nutrientes a cambio de prestar cierta protección a las bacterias. Lo típico que se suele sugerir en estos casos…
Y para terminar, un cuarto y último misterio resumido en esta imagen y el vídeo final. (la calidad no es muy buena, lo grabé con el móvil).
Ni idea de qué son esas dos células. ¿Parásitos? En todo caso, una de ellas parecía que acababa de entrar en el copépodo, tal y como muestra el vídeo que despide esta entrada…
Si alguien tiene la menor pista ni qué decir que el blog está abierto a cualquier comentario !!
Referencias: