Después de la guerra
Mercado de Navidad en «La Place de la Liberté» (Brest). Fuente: Office de tourisme Brest métropole
Rappelle-toi Barbara
Il pleuvait sans cesse sur Brest ce jour-là
Et tu marchais souriante
Barbara (Jacques Prévert, 1946)
Conocí Brest durante un congreso en el 2000 y la ciudad me dejó una impresión algo extraña, como si estuviese en una maqueta a tamaño real. Todo muy ordenado y en su sitio.
Pronto supe que Brest había sido arrasada (literalmente) durante los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial. Así que aquella sensación que desprendían sus calles emanaba de algo muy real.
Brest. Fuente: erasmusu.com Panorámica de Brest desde el castillo medieval. Autor: Getty. Fuente: France Bleu
Con los años descubrí que Bretaña es una región llena de poblaciones con encanto: casas, castillos y edificios singulares que te transportan siglos atrás en el tiempo.
Rennes, Saint Malo y Lorient son ejemplos de otras localidades bretonas destruidas durante la contienda. Pero el caso de Brest fue especial: se trataba de un importante puerto militar ocupado por los nazis en 1940 y donde construyeron incluso una base de submarinos. Allí se hicieron fuertes durante 4 años y no lo dejaron por iniciativa propia…
Fuente: lebrestoisblog El río Penfeld (Brest) en octubre 1945. Autora: Gilda Priol. Fuente: brest3945
Brest sufrió bombardeos continuos (¡más de 300!) por parte de los aliados hasta su liberación en 1944. El asedio fue devastador y cuando las tropas estadounidenses alzaron su bandera lo hicieron entre ruinas, en un paisaje postapocalíptico. Solo resistieron buena parte del castillo medieval y el Museo de la Marina en su interior.

La reconstrucción no fue nada fácil.
Hoy en día Brest es una ciudad de aspecto moderno sin casco histórico en la que siguen apareciendo obuses, minas y bombas de aviación (tanto en el subsuelo como en su bahía).
En ella viven unas 140.000 personas y (por si les interesa) está hermanada con A Coruña.
Desde finales del s.XX en la bahía de Brest se ha observado un aumento gradual del dinoflagelado Alexandrium minutum, productor como ustedes saben de toxinas paralizantes (saxitoxinas). Su primer bloom en Bretaña se detectó en 1987, aunque más al sur, en la bahía de Vilaine…
En la bahía de Brest su presencia fue residual hasta 2008. Pero en 2009 explotó un bloom y en 2012 provocó las primeras prohibiciones en la comercialización de marisco (superando 10 veces los niveles permitidos de saxitoxinas). Para entonces sus proliferaciones ya se habían extendido a otros estuarios de la costa atlántica francesa, donde sigue ocasionando cierres frecuentes en el sector acuícola.
Ante una situación así cabe preguntarse si A. minutum es la excepción dentro de un ecosistema estable o si su dominio reciente refleja cambios generales en las comunidades.

Entonces…¿ha cambiado el fitoplancton de la bahía de Brest? Pues la respuesta es SÍ.
Ahora vamos con el cuándo, cómo y por qué…
Las series históricas de fitoplancton apenas tienen algunas décadas y no ofrecen amplias perspectivas (excepto p.ej. el CPR survey del Reino Unido, iniciado en 1931).
Pero existen alternativas. La detección de formas de resistencia (quistes) en el fondo marino y los análisis de ADN ambiental permiten averiguar si un dinoflagelado tóxico como A. minutum es nuevo en el barrio o un componente habitual del plancton.
Pues bien. Un primer estudio en 1993 (Erard-Le Denn y col.) no detectó quistes de A. minutum en sedimentos de la bahía de Brest anteriores a 1990. Pero Siano y col. (2021) han dado un paso más allá, muestreando 3 zonas en dicha bahía. Y lo que han hecho es analizar el ADN ambiental en secciones del lecho marino (desde la superficie hasta un máximo de 12 m de profundidad) para reconstruir las paleocomunidades de protistas (eucariotas unicelulares antiguos).
Con esto han conseguido recrear su composición, microalgas incluidas, desde el presente hasta la Edad Media (1121±149). Sólo así es posible conocer el punto de partida en épocas preindustriales y abordar cuestiones tan interesantes como las que verán a continuación…
Durante los siglos que vieron los reinados de Francisco I (1515-1547), el Rey Sol, Luis XIV (1643-1715) o el último Bonaparte (Napoleón III, 1852-1870), el fitoplancton en Brest permaneció impasible tanto al devenir de Francia como al de la humanidad en general.

Por aquel entonces, en la bahía de Brest dominaban dinoflagelados del orden Suessiales (Pelagodinium y Biecheleria/Protodinium). Los Suessiales no producen toxinas y se caracterizan por poseer muchas placas celulares en relación a los demás dinoflagelados. ¿Para qué? Pues vaya usted a saber…
Luego, entre los estramenópilos –que incluyen protistas heterótrofos y diatomeas-, reinaban los primeros.
Los cambios en el fitoplancton de la bahía de Brest llegaron a mediados del s.XX.
Las comunidades de dinoflagelados cambiaron drásticamente durante la década de 1940. Los «históricos» Suessiales fueron sustituidos por un nuevo orden, Gonyaulacales, primero por el género Gonyaulax y a partir de los 80′ Alexandrium y Heterocapsa (orden Peridiniales).
En cuanto a los estramenópilos, el reinado de los organismos heterótrofos dio paso en los 1940’s y 1950’s a las diatomeas entre las cuales destacaba Chaetoceros hasta los 1980’s. Luego, desde los 1990’s, le destronó el género Thalassiosira entre otros.
¿Qué sucedió en esos periodos del s.XX (1940’s y 1980’s) para que el fitoplancton sufriese cambios irreversibles?
Pues una frenética actividad industrial ligada a la ocupación nazi entre 1940-44 y la caída de ¡30.000 toneladas de bombas! sobre la ciudad que seguramente contaminaron la bahía (directamente y a través de aguas continentales).
Así describió aquel infierno el poema «Barbara»: «Sous cette pluie de fer / De feu d’acier de sang» (bajo esta lluvia de hierro / acero fuego de sangre) (J. Prévert).

Siano y col. confiesan la dificultad de conocer con precisión la composición metálica de los proyectiles pero las anomalías de plomo y cromo en los sedimentos de Brest coinciden con las de Pearl Harbor (EEUU) tras el violento bombardeo de la aviación japonesa.
¿Y los cambios en los 1980’s y 1990’s? En este caso estarían relacionados con el desequilibrio de la proporción nitrógeno/fósforo (N/P) en la bahía de Brest.
El motivo son los nitratos procedentes de fertilizantes y la renovada actividad agrícola a partir de 1950-60’s. Su contínuo desarrollo en la segunda mitad del s.XX llevó a doblar sus niveles en los ríos Aulne y Elorn desde los 70’s a los 90’s.
Las alteraciones antropogénicas disminuyen también la proporción de silicatos (Si) frente a N y P, con otras consecuencias para la composición del fitoplancton: la productividad de diatomeas puede perder peso frente a otros grupos, incluyendo dinoflagelados tóxicos.
A pesar de todo, la bahía de Brest resistió bien a los blooms de dinoflagelados tóxicos hasta la última década. Y para explicarlo existe una hipótesis curiosa: una bomba biológica de silicato relacionada con un organismo invasor.
Verán. Tras la 2ª Guerra Mundial se introdujo el cultivo de ostras del Pacífico (Crassostrea gigas) y con ellas llegó otra especie invasora sin valor económico: el gasterópodo Crepidula fornicata.
Las poblaciones de Crepidula llegaron a ocupar amplias zonas en el fondo de la bahía de Brest…

Hubo planes para erradicarlas y hace 10 años (cuando empezaron a retroceder, no se sabe por qué) eran una grave amenaza para la acuicultura al competir con bivalvos de interés comercial como las vieiras (Pecten maximus).
Pero Crepidula también hace otra cosa. Filtran agua como si no hubiese un mañana y producen biodepósitos enriquecidos en silicatos que sedimentan en la bahía un elemento fundamental para las diatomeas.
Así, después del bloom de diatomeas en primavera, los biodepósitos de Crepidula retendrían silicatos que se disolverían luego en el agua, facilitando el crecimiento de diatomeas durante el verano.
A comienzos del s.XXI, resultados experimentales y de modelos apoyaron esta hipótesis «Si/Crepidula», indicando que su erradicación aumentaría la probabilidad de proliferaciones de dinoflagelados tóxicos por limitación de silicatos durante el verano.
En la última década Crepidula ha retrocedido mientras que blooms tóxicos como los de A. minutum se han hecho recurrentes, así que es buen momento para reevaluar dicha hipótesis con las comunidades y balances biogeoquímicos actuales.
El estudio de paleocomunidades en la bahía de Brest (Siano y col.) demuestra que la influencia humana en la bahía de Brest transformó las condiciones ambientales preindustriales alterando el fitoplancton. Y que dichas condiciones también cambian si introducimos «ingenieros del ecosistema» como Crepidula u otras especies invasoras.
Así pues, nada volvió a ser igual después de la guerra. Tanto para las personas como para el fitoplancton…
En 1962 se publicó el álbum «Ives Montand chante Jacques Prévert» que incluía un emocionante poema, «Barbara«, escrito por Prévert en 1946.
Con él comienza y termina esta entrada, para que no olvidemos que la guerra es una idiotez que lo arrebata todo menos el dolor y los recuerdos de quienes sobrevivieron a ella…
Agradecimientos: a Marc Long por enviarme el artículo de Raffaele Siano y col.
Referencias:
- Chapelle A. y col. The bay of Brest (France), a new risky site for toxic Alexandrium minutum blooms and PSP shellfish contamination. Harmful algae news 51:4-5 (2015).
- Erard-Le Denn E. y col. In: Smayda T.J. & Shimizu Y. (Eds.). Toxic Phytoplankton in the Sea. Elsevier Science Publisher, pp. 109-114 (1993).
- Raho N. y col. Biecheleria tirezensis sp. nov. (Dinophyceae, Suessiales), a new halotolerant dinoflagellate species isolated from the athalassohaline Tirez natural pond in Spain. Eur. J. Phycol. 53:99-113 (2018).
- Ragueneau O. y col. The Impossible Sustainability of the Bay of Brest? Fifty Years of Ecosystem Changes, Interdisciplinary Knowledge Construction and Key Questions at the Science-Policy-Community Interface. Front. Mar. Sci. 5:124 (2018).
- Siano R. y col. Sediment archives reveal irreversible shifts in plankton communities after World War II and agricultural pollution. Curr. Biol. 31:1–8 (2021).
- Stiger-Pouvreau, P. & Thouzeau, G. Marine Species Introduced on the French Channel-Atlantic Coasts: A Review of Main Biological Invasions and Impacts. Open Journal of Ecology 5:227-257 (2015).