Los pájaros de Hitchcock
Cuando se habla de algas productoras de toxinas primero se piensa en los dinoflagelados, pero no siempre es así. Hay otros «sospechosos habituales» entre el fitoplancton, y tal como veremos esta vez la culpa fue de las diatomeas…
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Diatomeas aisladas de las rías de Vigo y Pontevedra. Ninguna de estas especies es tóxica…excepto la cadena de cuatro pequeñas células alargadas (en el medio, arriba), que es Pseudo-nitzschia. |
Las diatomeas fabrican cubiertas de sílice que encajan entre si para proteger las células. Si las vemos de forma lateral, como el Coscinodiscus de la imagen de la derecha, comprobamos que son «cajitas» microscópicas…
Las diatomeas son microalgas muy abundantes sobre todo en zonas costeras, donde proliferan en primavera y otoño para mayor «regocijo» y «empacho» del resto de habitantes marinos.
Desde el diminuto microplancton animal hasta los moluscos, aves marinas y finalmente nosotros, todos dependemos de las microalgas, ¡¡y en gran medida de las diatomeas!! para tener pescado y marisco que llevarnos a la boca…
Pero cuando proliferan diatomeas tóxicas entonces tenemos un problema. En concreto se trata de las especies del género Pseudo-nitzschia que producen una potente neurotoxina, ácido domoico, también llamado «ácido zombie».
Y aquí tenemos a la verdadera responsable de la intoxicación por domoico…
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Pseudonitzschia australis, aislada en la ría de Pontevedra, microscopía electrónica de barrido. |
El género Pseudo-nitzschia incluye más de 20 especies, y solo algunas de ellas producen el ácido domoico. En Galicia, la especie tóxica es Pseudo-nitzschia australis, la misma que vemos en la imagen de la izquierda.
La toxina se descubrió en 1989, después de una intoxicación de fauna marina, muchos intoxicados y 4 personas muertas por comer marisco contaminado en Canadá…no es una broma pues.
Desde entonces, el estudio del género Pseudo-nitzschia ha ocupado mucho tiempo y dinero en investigación y redes de control de biotoxinas marinas para intentar evitar cualquier riesgo de intoxicación…
Pues bien, en agosto de 1961 miles de aves marinas (según la prensa local), en concreto pardelas sombrías (Puffinus griseus) se desplomaron sobre las casas en la costa de Monterey Bay (California).
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Pardela sombría (©Andrew Crossland) orientalbirdimages.org |
Algunas de ellas morían regurgitando anchoas…vamos, todo un «espectáculo» desconcertante para los residentes y veraneantes. Pero uno de aquellos turistas llamado Alfred Hitchcock tomó buena nota del extraño fenómeno y convirtió aquellas pardelas «suicidas» en los negros cuervos «asesinos» de su inquietante e histórica película de «Los pájaros» (1963).
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Santa Cruz Sentinel (18 agosto 1961) relatando la «invasión» de las aves. Fuente: Bargu et al 2012. |
No fue hasta ahora, 50 años después, en el primer nº de 2012 de la revista «Nature Geoscience» cuando se ha desvelado científicamente el enigma de las aves que caían del cielo. La Dra. Bargu y sus colaboradores analizaron muestras del zooplancton conservadas en formol y del estómago de aves, peces y tortugas en aquellas fechas…
…y concluyeron que todos habían ingerido grandes cantidades de especies tóxicas de Pseudo-nitzschia, directamente ó a través del krill, calamares y anchoas en el caso de las pobres pardelas y el resto de la fauna marina…
Así que las Pseudo-nitzschia tóxicas (y no los pájaros), fueron las auténticas «malas» de la película. En concreto la intoxicación por domoico formó parte del material de investigación para la película, cuyo guión se basó en el relato «The birds» de Daphne du Maurier.
Referencias: